Volodímir Zelenski dijo que no abandonaria Ucrania en un vídeoselfie hecho por él mismo ante el palacio presidencial el mismo 24 de febrero del 2022, instantes después de la invasión rusa. Han pasado dieciséis meses y mantiene su promesa: continúa al frente de un país que guerrea para defenderse del asalto de Rusia. María Guardiola, la candidata del PP a la presidencia de la Junta de Extremadura, repitió hasta nueve veces en un solo día, el 21 de junio de 2023, en público, cosas como estas: "No voy en gobernar con Vox" (a la SER), "No voy a meter a Vox [dentro del gobierno]" (en El País), "No voy a ser presidenta a toda costa, quiero dormir tranquila todas las noches" (en La Sexta), "Iremos a elecciones si hay que ir" (en el Parlamento extremeño). La semana que viene, Guardiola tomará posesión del cargo y en su gobierno se sentará un consejero de Vox. Se ha comido con patatas sus principios y su coraje.

Dirás: ¡Son dos hechos incomparables! Así es. Pero las actitudes personales sí pueden compararse. Si Zelenski hubiera hecho como Guardiola —y mira que le ofrecían la oportunidad— seguramente Ucrania estaría sometida a Vladímir Putin. Este sábado, uno y otra comparten muchas portadas y es inevitable advertir que ella —y casi cualquier político— no superan la nota de corte que marca Zelenski. La futura presidenta considera ahora que "mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños". Algunos extremeños quizás tiemblan pensando que su futuro depende de la palabra de ella. Para más inri, el mismo día, el presidente de su partido, Alberto Núñez Feijóo, afirmaba muy ufano: "Reivindico la política de la palabra. Sin palabra no hay política". Guardiola podía haber emulado a Margaret Thatcher, que espetó a los barones de su partido que le reclamaban un giro político de 180 grados por miedo a perder las elecciones: You turn if you want to. The lady's not for turning. (Girad vosotros si queréis. A esta señora no le da la gana). Ha acabado incluso por debajo de su predecesor, José Antonio Monago, también del PP, que desafió a Xavier Trias, entonces alcalde de Barcelona, con estas palabras luminosas: "Si teng cuyons, dímelo a la cara". Todo va de capa caída.

Los títulares que explican el cambio de dirección de Guardiola tienen gracia. Los diarios del Trío de la Bencina procuran proteger al PP más que a la futura presidenta, a quien no perdonan que haya bloqueado el acuerdo diez días por cuestión de principios —se entiende: si no los tienes no se comprende que haya gente a quien le importan. Así, La Razón, por ejemplo, dice que los populares han ganado la Junta de Extremadura "sin someter sus principios a Vox", título que no solo es cómico sino que levanta dudas muy serias sobre qué entienden por "principios" en el diario del Grupo Planeta. El de El Mundo contiene una falta de ortografía, a ver si la encuentras. También evitan dar la foto que mejor explica la cosa, una de la Agencia Efe que publican El País y La Vanguardia en la que se ve a Guardiola con cara entre resignada y de mala uva mientras escucha el discurso del mandamás regional de Vox. Hasta da pena.

Quizás te preguntes por qué Zelenski se ha dejado entrevistar por los medios españoles. Pues porque corresponde a España la presidencia del semestre europeo que cierra el 2023. El mismo presidente de Ucrania explica que quiere llegar así a América Latina, donde muchos presidentes creen que la culpa de la guerra es de la OTAN y de Ucrania por dejarse enredar por el capitalismo, el neoliberalismo y el fin de la historia. Lula (Brasil), Petro (Colombia), Fernández (Argentina), Maduro (Venezuela) y Boric (Chile) cantan varias versiones de esta canción. Ya veremos si la entrevista sirve para que se lo piensen. De momento, El Mundo no ayuda, porque la titula de manera provincial y paleta como un plato de migas de pastor (que no se ofendan los pastores): "Queremos vivir como los españoles". Algunos bromistas ya comentaban en redes sociales esta misma madrugada que, más que un título, parece una maldición.

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