Alguna cosa no funciona en de la Ley de Igualdad Sexual, popularmente conocida como la del "sólo sí es sí", si su aplicación permite rebajar de un plumazo las penas de condenados por abusos sexuales. Hay alguna avería en la competencia jurídica y la habilidad política de los promotores de la ley, que la han redactado de manera que deja en manos de los jueces —qué tíos— un texto legal que les permite voltearlo contra sus mismos impulsores y beneficiar a los delincuentes. Pero si piensas que la principal preocupación de los diarios —la mayoría abre con la cosa— son las víctimas presentes y futuras de agresiones y abusos sexuales... piensa de nuevo. A los diarios les inquietan las repercusiones políticas de la confusión jurídica y la quiebra de esa ley es un argumento más para castigar el actual gobierno español por el lado de Podemos, el que les da más rabia.

Incluso La Vanguardia y El País diarios que miran a la Moncloa con el ojo derecho, no dan la impresión de estar muy cómodos en esta tesitura. Preferirían que les curtieran la espalda con un látigo romano que defender a la parte del Ejecutivo español promotora de medidas casi leninistas, dicen, como el llamado "impuestazo" a bancos y energéticas o el aumento de las cotizaciones sociales del que habla El País en el titular principal. Este diario aun intenta presentar la cosa con un poco de esperanza (es cosa de aguardar en el Supremo; no estropeemos la cohesión del gobierno...). La Vanguardia va más cara a puerta, sin perder la cortesanía tan típica de la Barcelona acomodada: la ley tiene "una rendija" (es decir, que está mal hecha, inútiles) por la que los malos escapan de la prisión y pueden volver a hacer daño. Es una prueba más de que basta para desenmascarar y/o hundir a alguien titular con los hechos adecuados y acertar en su expresión.

Las portadas del Trío de la Bencina de este miércoles son una diana de papel en cuyo centro está la ministra de Igualdad, Irene Montero, de Podemos, pareja de Pablo Iglesias. No está de más este último dato porque explica cosas. La relación de una y otro no queda protegida por su condición privada porque la derecha mediática —la impresa y las otras— apunta a Montero pero los titulares van contra Iglesias, a quién se la tienen jurada desde hace años. La ministra es la promotora de la ley del "sólo sí es sí", pero Iglesias es clave en la existencia de este gobierno de socialistas, comunistas, etarras y separatistas, la Anti-España que tanto abominan esos tres diarios.

El Trío de la Bencina está en sintonía con la derecha política como la que representa el portavoz del Partido Popular en el Senado, Javier Maroto, quien al criticar la ley aprovecha para emparejar a violadores e independentistas porque se benefician de reformas legales parecidas. La lógica es del todo fallida, claro, tanto como malvada es la mala fe de asociar a unos delincuentes especialmente abominables —los agresores y abusadores sexuales— con la disidencia política independentista y ponerla en el mismo saco de delitos como la violación. Quédate tranquilo si crees que no se puede ser más malnacido. Es difícil pensar otra cosa.

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