Cinco de las ocho portadas que aquí se comentan abren con la pandemia, la extensión de la variante ómicron, etcétera. Solo dos (la de Ara y la de ABC) lo hacen con el descenso del paro por noveno mes consecutivo o, como explica El País en una triste columna, en España se generan 2.000 puestos de trabajo cada día desde hace un año. Es muy vergonzoso lo que hace La Razón, que vende esta buena noticia como una mala noticia y manipulada, con un título sobre la "pérdida" de 60.000 trabajadores sanitarios "a las puertas de la sexta oleada". Qué impostura de drama. No se han "perdido". Sencillamente, los centros sanitarios no necesitan al mismo personal que en anteriores oleadas gracias a la elevada proporción de personas que ya se han vacunado, lo cual previene el colapso del sistema sanitario, etcétera. Además, algunos de estos empleados sanitarios "perdidos" tendrán trabajo en otras empresas y/o regiones. Son ganas de encontrar pelos en los huevos.
El Mundo, todavía peor, ya que explota en portada el dolor de la madre de una doctora muerta por la covid, que acusa al Gobierno de no haber informado ni protegido lo suficiente a los sanitarios. Se entiende que la madre, dolidísima, diga esas barbaridades, pero es difícil calificar el poco cerebro de los que han decidido vender la entrevista o el reportaje de esta forma tan visceral. Si, como es previsible, la madre se arrepiente tarde o temprano, no habrá nada que hacer. Con todo, lástima que una noticia tan buena como la magnífica evolución del paro no abra hoy más que dos portadas y una, la de ABC, lo haga para vanagloriarse de que Madrid ñí, ñí, ñí y aprovechar la ocasión para dar la lata al gobierno central al manifestar que gracias a la reforma laboral del PP que el empleo evoluciona tan favorablemente. Siempre se puede ser más mezquino, pero realmente... Qué panda de desaprensivos. Las portadas más flipantes en este sentido son las de El Periódico, y la de El Punt avui, que no llevan el tema ni grande ni pequeño. Es un poco extraño, aunque sepamos que las noticias son, sobre todo, las malas noticias.
La Vanguardia y El País hacen esa cosa tan suya de advertir a la gente de lo que pasará aquí mañana explicando qué sucede en Alemania hoy. Cuando las barbas de los alemanes veas pelar, pon la tuya a remojar, vendrían a decir. Angela Merkel, que ya está de salida, todavía manda y su gobierno ha decidido imponer restricciones específicas a los no vacunados. De momento, esta política les ahorra obligar a todo el mundo a vacunarse —medida a la que una minoría se ha opuesto con disturbios y alborotos— pero les otorga una muy buena parte de los beneficios de tener a todo el mundo vacunado. Este jueves, con énfasis intenso, gesto enérgico y mirada decidida, Agustí Colomines decía a sus contertulios de 8TV y a todos nosotros que "es de personas solidarias evitar la muerte de otras personas". Parece que la canciller es de la misma opinión.
De lo que no se dice ni pío es del informe de la "inteligencia europea" que The New York Times utilizó para vincular al independentismo con los servicios secretos rusos. Ya en su día no tuvo tanta repercusión en los diarios de Madrid. Pero hoy, con la declaración formal de la UE de que un tal informe no ha existido, cada vez coge más vuelo la versión de que algún servicio de inteligencia o desinteligencia engañó al periódico norteamericano. Nobody's perfect.