Un augur era un sacerdote romano encargado de interpretar el vuelo o las vísceras de las aves y otros signos considerados como señales divinas antes de los actos públicos, y adivinar (augurar) con sus observaciones (los auspicios) si los dioses eran o no favorables al acontecimiento. Esto les permitía retrasar ciertos actos, e incluso podían conseguir la anulación de votaciones, lo cual los hacía muy influyentes. Tanto el auspicio como el augurio eran un ritual basado en la creencia de que los dioses se comunicaban con los humanos a través de la conducta de las aves o de algunas crías de animales, de los acontecimientos meteorológicos —especialmente de los rayos—, o de fenómenos anómalos sin explicación conocida, como cuenta el mismo Cicerón en De divinatione. Los augures, pues, eran los especialistas de Roma en predecir el futuro, e incluso dejaron por escrito normas sobre la forma correcta de hacerlo. Hoy podríamos considerar a muchos tertulianos y columnistas como legítimos herederos de los augures romanos. También a los portadólogos, especialmente si las primeras páginas de los diarios ofrecen poca y confusa información sobre las cuestiones del día como es el caso.
Así, este miércoles, mientras La Razón afirma que este sábado "Moncloa reanuda el diálogo con Junts", El Periódico dice que el gobierno español "no contempla más reuniones hasta septiembre". Es una confusión admirable, agravada por el hecho de que, en las respectivas portadas, ambos diarios utilizan indistintamente "gobierno [español]" y "PSOE" como sinónimos, de manera que ya no sabes quién habla con quién y de qué. ¿Es la mesa de negociación de Suiza? ¿Es el típico tira y afloja previo a la investidura? ¿Tratarán de la amnistía, quizás? La Razón se hace eco de la inquietud del gobierno español por el futuro de la legislatura "abocada al albur de las maniobras en el Congreso de Carles Puigdemont". El Periódico, en cambio, habla "del futuro de Puigdemont" y, si es por la portada, no queda claro si se trata de una amenaza al presidente exiliado, de encontrarle una salida o qué. Encima, El Mundo dice que "empresarios catalanes quieren el PP en la Mesa del Parlament", mientras que La Razón afirma que "El PP rechaza a Illa", etcétera. La portadología, en estas condiciones, es una tarea desgraciada, ingrata y pesada. Así no se puede hacer ningún augurio. Es para mandarlo todo a paseo.
La suerte de este miércoles es que algunos diarios han parado el raudal de especulaciones a que se han entregado desde el lunes. Han decidido no interpretar el vuelo de las aves y concentrarse en los hechos. Por desgracia, algunos se dedican a ello con muy poca maña, como ABC, que abre diciendo que el independentismo "fracasa en las grandes ciudades y solo resiste en el campo", como queriendo decir que indepes solo quedan en las granjas, que ser independentista es de gente rústica, forestal y primitiva. El tabloide monárquico califica a los indepes de rudos y silvestres. Pedro Sánchez, el lunes, en El País, de tarados culpables. Menudo panorama.
Una nota interesante es el mensaje de La Vanguardia a ERC: en su portada no dice nada de la decisión de Oriol Junqueras "de tomar el control de ERC", por usar el título principal de Ara —¿cuándo había dejado el control del partido? El mejor desprecio es no hacer aprecio, según el dicho. La Vanguardia ignora una maniobra no menor de un partido clave para hacer presidente de la Generalitat al candidato del mismo diario. Si eso no quiere decir alguna cosa como "no nos importas, Oriol"… El Trío de la Bencina también ignora a Junqueras y el resto de diarios lo lleva pequeño. Excepto El País, que también abre con la decisión de Junqueras, en este caso para enviarle un garrotazo apenas disimulado. Por una parte, dice que se aferra al cargo. "Aferrarse" es un verbo marcado negativamente que se aplica a quien se obstina en quedarse en un lugar o en alguna posición. Añade el diario madrileño, más como un pinchazo que como una queja, que el líder republicano "no aclara los pactos". En resumen: Junqueras se agarra al cargo, pero no sabe qué hacer. Duro.