Todas las portadas menos dos (Periódico y El Punt Avui) abren con el asunto Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, a quien el juez Juan Carlos Peinado citó este martes como imputada... para el 5 de julio que viene. El instructor investiga a Gómez por corrupción en el sector privado y tráfico de influencias. El País lleva un título muy contundente y acusa al juez “de entrar en campaña” (electoral, se sobreentiende, pero también puede significar campaña política en general). El cualquier caso, al diario se le entiende todo: el juez instructor no actúa conforme a justicia ni de acuerdo al procedimiento. La Vanguardia, en cambio, por no ir de cara a portería, publica un título tan torturado y verboso, que —en su versión en catalán— incluso ha debido estrechar la tipografía para hacerlo entrar: “Sánchez pide el voto ante la embestida del PP por la citación de su mujer”. Contorsiones para no decir nada del juez, no nos hagamos daño. Ara escribe más directo, pero solo habla de la carta de Sánchez y se deja por el camino la mitad de la noticia, que es precisamente el comportamiento de Peinado.

Por lo que hasta ahora se sabe de las actuaciones del instructor, es complicado no pensar distinto que El País y aún peor. La citación de Begoña Gómez es para dentro de un mes, pero se hace seis días antes de las elecciones europeas, sin tomar declaración a los testigos y pese a que informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil exculpa a la mujer de cualquier delito. ¿Qué prisa tiene el juez? ¿Habrá reunido por su cuenta indicios que habían escapado a los especialistas de la Guardia Civil? Más vale, porque la denuncia, interpuesta por el grupo ultra Manos Limpias, está hecha copiando y enganchando “falsedades” y “datos erróneos” provenientes de digitales ultras —como ya le advirtió la Audiencia Provincial de Madrid—, e ignorando que el Supremo ordena que no se admitan denuncias o querellas basadas solo en recortes de prensa, como ha recordado Xavier Vidal-Folch en la cadena SER. Es complicado no ver intencionalidad política en la imputación, no hay que ser muy malpensado.

Tampoco hace falta ser muy malpensado ni tener especiales convicciones para darse cuenta que el esfuerzo y la actitud de estos diarios —y de la inteligentsia que escribe en ellos— para poner en su sitio este caso y al juez que lo instruye habrían sido de mucha utilidad a la ciudadanía cuando se instruía y se juzgaba —también ahora— a la gente del referéndum del 1-O, tanto a los vips como al resto. Entonces se comportaron no muy diferente de los diarios del Trío de la Bencina, que en las portadas de este miércoles dan la actuación de Peinado por ejemplar —un juez que cree a Manos Limpias y no a la Guardia Civil—, hablan de Begoña Gómez como una delincuente y acusan a su marido, el presidente del gobierno español, de atacar a Peinado y menospreciar la justicia. La Razón incluso tiene el nervio de decir que el juez “desinfla el informe de la UCO” porque lo califica de "avance preliminar”, un concepto escrito con la gramática torcida y el afán de humillar que se utilizan cuando alguien quiere imponerse sin razones.

Que se lo digan si no, a Abel Mora, encarcelado el martes para cumplir tres años y nueve meses como coautor de lesiones a un hombre que llevaba una bandera española, cuando volvía de participar en una manifestación del sindicato de la policía española Jusapol, en el metro de Barcelona. Las cámaras del metro avalan la declaración del joven, que niega haber agredido al hombre ni haberle causado lesiones. El Tribunal Supremo, sin embargo, lo confirma como coautor del delito con alevosía y agravante de odio porque “vigiló el entorno que permitió” que otro joven no identificado empujara al hombre escaleras abajo. La resolución del Supremo la firma un colega de Peinado, el juez Manuel Marchena.

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