Las noticias son las malas noticias. Entre periodistas se ha entendido siempre así y entre el gentío que se informa es un concepto que forma parte de la cultura ambiental sobre los medios, aquello que todo el mundo tiene claro pero no puede explicar o, dicho de otra manera, aquello que no se sabe definir bien, pero se reconoce inequívocamente al verlo, como la caradura, la pornografía o los políticos. La cuestión es que este jueves los diarios podían abrir sus portadas diciendo a la gente que el paro se comporta bien en octubre por primera vez en 46 años y solo lo hacen El Punt avui y Ara, los diarios más pequeños de los que esta columna se ocupa. El buen perfume se vende en frasco pequeño.

El resto de portadas están en la luna de Valencia. La Vanguardia abre con las tensiones entre Argelia y Marruecos a propósito del asesinato de tres argelinos en un bombardeo de la fuerza aérea marroquí sobre el Sáhara. Se ve que los portadistas estaban aburridos. El País no se sabe exactamente de qué habla si tenemos que hacer caso al título, que es malo porque no se entiende a la primera y hay que leer todo el texto —como las fotos malas, que piden un pie que las explique. El Mundo fabrica una enésima conspiración: el gobierno español "esconde" los criterios de reparto de los fondos europeos con la connivencia de Bruselas, etcétera. El próximo premio Planeta podrían dárselo a las portadas de este diario, que es la mejor ficción basada en la actualidad que se publica en España.

ABC da ese tema de segunda noticia, porque la principal, como en La Razón, es el debate en el PP de Madrid entre la lideresa Díaz Ayuso y el aparato del partido (Génova), que es el culebrón que ahora mismo fascina a la derecha mediática. En qué consiste este debate no es de sustancia ideológica: es la típica lucha por posiciones de poder que, tarde o temprano, dan acceso a la presidencia del gobierno español, que es el ciervo de nueve puntas que todo político español quiere colgar en su sala de estar.

Dos notas más. Una: tiene gracia el titular de Ara sobre las elecciones municipales en Nueva York, que resumen en dos líneas y once palabras todo el submundo de las identity politics que ha saltado del extremo friki de algunos departamentos universitarios a los medios de comunicación mainstream. El nuevo alcalde es retratado como expolicía, vegano y negro, como si estos tres rasgos lo definieran como político o indicaran su afiliación. De lo que quiere hacer con la ciudad no sabemos nada y ni siquiera se dice que es del Partido Demócrata. Cosas de la época. Dos: solo El Punt Avui lleva en portada el fiasco que es el juicio a los Nueve de Lledoners, acusados de agresión a los mossos, etcétera. Seis han sido absueltos y para los otros tres se piden penas muy inferiores a las iniciales. Hablaba Iu Forn de un policía "que no ha dicho la verdad", en referencia a la absolución de Albert García, fotoperiodista de El País, porque el juez tiene "serias dudas" de la versión del policía español que lo denunció. Parece que en el caso de los Nueve de Lledoners se repite la situación. Pero solo un diario lo dice en portada. La policía española y los Mossos pueden estar muy tranquilos.

El Punto Hoy, portada

Ahora, portada

La Vanguardia, portada

El Periódico, portada

El Mundo, portada

ABC, portada

La Razón, portada