Se ve poco entusiasmo en la prensa de Madrid. Es verdad que El País abre con la tregua entre PSOE y PP para repartirse con calma las instituciones pendientes de renovación, entre las cuales la más notable es el Consejo del Poder Judicial, caducado hace 26 meses. Sus colegas madrileños, sin embargo, no lo compran como un gran qué. Se puede aventurar un motivo. El trío de la bencina (El Mundo, ABC y La Razón) vive de la brega, la polarización y el enfrentamiento. Si la realidad los proporciona, magnífico. Si no, se fabrican. Una tregua, la posibilidad de un acuerdo, el fin de las hostilidades, les deja sin materia prima. Vienen a la cabeza los pobrecitos de Podemos, que quedarán como único saco de golpes de las portadas de estos tres diarios —quizás también del otro, que se fijará más en ellos y sufrirá la dura tentación de añadirse a la bulla para no ser menos y porque no acaban de digerir del todo al Gobierno Más Progresista De La Historia™ (o Del Planeta™ o como lo llamen).

En algunos países de América Latina, a la subasta de instituciones le llaman la repartija. En Italia tienen el concepto manovra. Son dos palabras que los periodistas utilizan en los titulares sin comillas ni nada y todo el mundo las tiene incorporadas a su léxico ordinario. Aquí los diarios normalizan el mercadeo partidario del Poder Judicial, de RTVE, del Defensor del Pueblo, etcétera, con un tratamiento todo solemnidad y ceremonia. No como pornografía institucional, como explica aquí Elisa Beni. Por eso El País habla de tregua y de acuerdo, dos palabras de prestigio que describen actividades más nobles en contextos más dignos que el actual tráfico de poder y de cargos de la Democracia Plena™. Almenys La Vanguardia, ni que sea en un subtítulo, habla de "reparto", que se acerca más a la realidad.

Ahora sólo hay que esperar a los tertulianos y columnistas que, con perspicacia y oportunidad, harán notar —guiño— que todo llega tras el discurso del Rey en el aniversario del 23-F y que qué más quieres Manolito para ver el Poder Moderador™ de la Corona en acción, bla, bla, bla. Quizá mientras lees eso alguien ya lo ha dicho en algún matinal de la radio o la tele.

El otro asunto que tal vez merecía más suerte en portada es el compromiso de Pedro Sánchez (¡no te rías!) de destinar 11.000 millones en ayudas al turismo y la hostelería. La cosa es que el presidente del gobierno español fue incapaz de especificar nada más. Tampoco la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, que no pudo dar ninguna explicación más porque nada más sabía lo que había dicho Sánchez. Es decir, que el plan concreto tendrán que fabricarlo a toda prisa. Así titulan con fuerza El Mundo y El País. A ver, esos 11.000 millones son el 15% del dinero que la UE regala a España en el plan de reconstrucción postpandemia. Esperemos que en Bruselas y las capitales de los países que pagan la fiesta no se lo tomen a mal ni se fijen mucho en la calidad de la gobernanza del Estado español.

En Barcelona, sólo El Periódico titula la cosa con garra: esos millones sólo son la quinta parte de lo que necesitan los sectores afectados. Habrá que hacerles caso, porque este diario es especialista en lluvias de millones. Ara tampoco parece muy feliz y remarca que las ayudas llegan tarde. El Punt avui ni toca el asunto, pero abre la portada con una declaración muy destacable de la consellera de Salut: se vacuna poco porque hay pocas vacunas. Qué contraste entre la política de los políticos y la vida de la gente. Este miércoles, Chile anunciaba que ya ha vacunado al 16% de su ciudadanía, pese al ambiente de polarización política que se vive allí a causa del convulso proceso de reforma constitucional en que se han metido. (Sí, has leído bien: reforma constitucional. Se ve que las constituciones se pueden reformar). La clave, según este reportaje, es la agilidad con que el gobierno chileno salió al mundo a comprar vacunas una vez se declaró la pandemia. Para pensárselo.

 
 
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