Este viernes hemos sido víctimas de una gran pifia. Una caída calificada de histórica de los sistemas informáticos provocada, dicen, por un error involuntario, dejó millones de personas en todo el mundo sin poder coger el avión, sacar dinero del cajero, pedir hora al médico o, simplemente, trabajar. La actualización de un antivirus colapsó los ordenadores que utilizan Windows, de Microsoft. Del caos provocado se ocupan todas las portadas de los diarios que encontramos en el quiosco, si bien ya se lo pueden imaginar, hay algunos que dan más protagonismo a otra cuestión que les pone mucho más, el caso de Begoña Gómez. Ya puede hundirse el mundo, que no hay nada más importante mantener la operación de acoso y derribo contra Pedro Sánchez. Y en eso El Mundo y La Razón (y el compañero del trío de la bencina, l'ABC) trabajan de lo lindo.
Fallo en Microsof histórica
Con todo, la mayoría de rotativos se centran hoy en destacar el impacto de la caída de Microsoft, un fallo tecnológico que ha afectado a los cinco continentes y ha causado, entre otras cosas, retrasos en casi 33.000 vuelos por todo el mundo y cerca de 3.700 cancelaciones de vuelos. Un alud de incidencias causado por un error informático que nos hace conscientes que la dependencia que tenemos de la tecnología, una dependencia que cada vez es mayor. Pero no solo eso, lo que ha sucedido también nos demuestra la vulnerabilidad y la fragilidad del sistema, como una simple actualización de un antivirus nos puede dejar literalmente tirados en medio de un aeropuerto o sin tratamiento de radioterapia. Da que pensar... Como la dependencia que tenemos en Europa de la tecnología de los Estados Unidos.
Más leña contra Begoña Gómez
No cayeron, parece, los sistemas informáticos de los juzgados de Madrid, que este viernes fueron escenario de la tan esperada declaración de Begoña Gómez ante el juez Carlos Peinado. Bien la no declaración, ya que la mujer de Pedro Sánchez no abrió boca ante el magistrado. Según El Mundo, Begoña Gómez lo fía todo al cierre rápido de la causa (hay que recordar que una parte es en manos de la fiscalía europea). Quien sí declaró, en calidad de testigo, fue el exvicerrector de la Universidad Complutense de Madrid, que según destaca La Razón, aseguró que el rector les ordenó expresamente dar una cátedra a la mujer de Pedro Sánchez. Para acabarlo de abobar, el juez Carlos Peinado, va sumando imputados en esta causa, ahora el empresario Juan Carlos Barrabés, que hizo de profesor a la cátedra que dirigía Gómez y que admitió haberse reunido con Pedro Sánchez y su mujer en la Moncloa. No se avista el final del culebrón.