Qué portadas tan tiernas en La Vanguardia y El País a propósito de la detención de Clara Ponsatí. Qué bonito, la democracia consolidada, que detiene a una diputada europea pasándose la inmunidad parlamentaria y las indicaciones de la justicia europea por el arco del triunfo y la somete a un trato vejatorio, incluido el encargo a los Mossos d'Esquadra de arrestarla en medio de la plaza de la Catedral de Barcelona. Qué maravilla. Todo mientras los tribunales europeos aun tienen que resolver sobre el proceso fabricado por la justicia española contra el capitanes independentistas encausados por el referéndum del 1-O. Todo eso no ha pasado, sin embargo, o no merece relieve. Lo que ha pasado, según las portadas de La Vanguardia y El País —cantan y tocan letra y música idénticas— es que Ponsatí "vuelve a Catalunya y el juez la deja en libertad". Chimpún. Todo lo que hay en medio, precedido de cinco años de exilio... todos estos momentos... se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia —perdona el plagio, Roy Batty.
El diario barcelonés abre portada con ese título pastoral y el diario madrileño le da un recorte, lo que se estila en la prensa de Madrid cuando quiere menospreciar un asunto: ignorarlo o jibarizarlo. Total, no pasa nada. Cada semana detienen a una diputada. Es de lo más normal. La gente hasta se aburre con la cosa. El título principal de Ara también llama la atención, porque destaca el retorno de la exiliada "cinco años después", una cosa que todo el mundo sabe hace horas y un detalle irrelevante a la vista de lo que ha pasado. El resto —detención, juez, etcétera— va al subtítulo. En fin. La impresión que dan las portadas de esos tres diarios es que aquí no ha pasado nada, que todo es normal. En el caso de los dos diarios más vendidos, hasta parece que Clara Ponsatí haya reencontrado la libertad, como si le hubieran regalado alguna cosa extraordinaria. La Vanguardia, además, la identifica en el título principal como "exconsellera" y no como eurodiputada, su actual ocupación. Tan estúpido como los estúpidos que aun hablan del diario con socarronería como La Vanguardia Española.
La segunda parte de esta historia es destacar el guion que todo el mundo en el Govern y en ERC ha salido a repetir casi con idénticas palabras a las que La Vanguardia utiliza en el subtítulo: Ponsatí está aquí gracias a la derogación del delito de sedición pactada entre Esquerra y el gobierno español. Está escrito como quien tira un gato a la cara y sonaría ideal si lo leyera Luis Tosar o Luis Zahera, con aquella voz ronca y áspera. Ciertamente, a consecuencia de la reforma del Código Penal, Clara Ponsatí solo está acusada de desobediencia, delito que se castiga con multa e inhabilitación y no implica prisión preventiva. El magistrado Llarena, los Mossos y el Govern colaboraron al éxito de la puesta en escena con una detención innecesaria en medio de Barcelona y la espera en la Ciutat de la Justícia. Que la vuelta estuviera preparada para montar un espectáculo retransmitido en directo no esconde el valor cero que la justicia española otorga a la inmunidad europea. O sea que sí, Ponsatí "vuelve y queda en libertad" pero es que justamente en este hecho radica la excepcionalidad que quieren disimular los diarios. En ningún otro estado de Europa le pasaría a la eurodiputada Clara Ponsatí lo que le pasó este martes en Barcelona.