Pablo Casado ha demostrado, una vez más, que no sabe reaccionar con diligencia e inteligencia ante las adversidades. Y ahora, con la operación Kitchen lo ha vuelto a demostrar. Que la Audiencia Nacional estaba detrás del espionaje a que fue sometido Luís Bárcenas no era ningún secreto. Que la operación había sido orquestada desde las cloacas del Estado, tampoco. De manera que no había que ser un lince para prever que el operativo montado para saber-robar la información que tenía el tesorero del partido sobre la caja B acabaría salpicando de lleno al partido. Y había que tener preparada una respuesta que fuera más allá del yo no estaba allí, era un simple diputado del PP en Ávila. Más cuando el Tribunal Supremo está a punto de hacer pública la sentencia del caso Gürtel, el caso que acabó con la era Rajoy.

Ahora que se ha conocido el contenido del sumario de la operación Kitchen, que apunta al ministro de las cloacas Jorge Fernández-Díaz, a la vice María Dolores de Cospedal y de rebote a Mariano Rajoy, y las últimas declaraciones del número dos de Interior, Fernando Martínez, asegurando que no escondería nada al juez, Pablo Casado está decidido a mover ficha y ha decidido soltar lastre. Al menos eso es lo que explican hoy El País y La Vanguardia, que abren sus portadas con la cuestión que ahora preocupa y ocupa al PP. Mientras el rotativo madrileño sostiene que el líder de los populares se distanciará de Mariano Rajoy cuando toque pasar por la comisión de investigación del Congreso de los Diputados, el editado en Barcelona va más allá y afirma que Casado sacrificará a los implicados, aunque apunta que en Génova no se creen que Fernández-Díaz, Cospedal o Rajoy sean imputados, tal como pide la Fiscalía para los dos primeros. En pocos días saldremos de dudas.

Y mientras El Mundo hoy se toma un break con esta cuestión, La Razón se abona con una entrevista al que fue ministro de Exteriores con Rajoy, Manuel Garcia-Margallo, que no se corta ni un pelo y apunta hacia la vice Soraya Sáenz de Santamaría, con quien no mantiene precisamente una relación cordial. "¿El CNI y vicepresidencia? El tiempo lo aclarará todo", asegura el exministro, que no se cansa de repetir que Fernández-Díaz es de una "lealtad absoluta".

El resto del quiosco, con pocas sorpresas. Los rotativos catalanes ponen el foco hoy con la vuelta de las aulas, ya sea a la escuela, el instituto o la universidad, y el trabajo marcado por la Covid-19, y la división con que JxCat y ERC afrontan la posible inhabilitación del president Quim Torra.