Las portadas de El Mundo, ABC y La Razón echan fuego por los ojos. El Trío de la Bencina explica la reunión de tres horas entre Carles Puigdemont y Yolanda Díaz en la sede de Bruselas del Parlamento Europeo como la "rehabilitación" del presidente exiliado "antes de la amnistía", su "legitimación" o el intento de "desbloquear la crisis catalana sin límites constitucionales". Fabrican una humillación. "La foto en el Parlamento Europeo que desacredita el Estado", dice el tabloide ultra en el antetítulo, bajo una imagen enorme —ocupa más de un tercio de la primera página— de ambos políticos mirándose a los ojos, con Díaz muy sonriente mientras toma efusivamente por el brazo a Puigdemont. Son portadas fuera de sí. Y no solo las portadas. Este lunes por la noche, Ángel Expósito, el director del programa La Linterna, de la COPE, se indignaba con la vicepresidenta española: "Más allá del empalago, de la mermelada, de los tocamientos, como si fuera Rubiales (es una opinión personal). Más allá de lo hortera que resulta todo, en el fondo ya no es es que resulta ridículo, en el fondo es que es la constatación de que ya no existe la separación de poderes". Es cosa desatinada.

La portada de El País, en cambio, presenta el encuentro en tono más objetivo, más noticioso, como parte del diálogo para la investidura de Sánchez. En el subtítulo resume el comunicado final de la reunión y el deseo de Pedro Sánchez de "pasar página en Catalunya". En el editorial, sin embargo, abronca a Yolanda Díaz por conferenciar con "un expresidente de la Generalitat huido de la justicia española procesado, entre otras cosas, por el tipo de malversación más grave" —eso mismo ha dicho el PP. Reclama también que las conversaciones se sigan en secreto y que no se explique nada a los ciudadanos hasta que no se haya cerrado un acuerdo "que encaje en el marco constitucional". Da la impresión que El País quiere y no puede y acaba en contradicción entre las ganas de cerrar la carpeta catalana y la irritación al ver que "el expresidente fugado", como siempre, siempre, le llaman, se lleva el gato al agua. ¿Se puede hablar con un presunto delincuente huido siempre que que no lo sepa nadie? ¿Cómo se reconcilian la misión de controlar al poder del periodismo y recomendar el secreto de las actuaciones gubernamentales?

Las portadas de los diarios editados en Barcelona, en cambio, no pueden esconder una cierta expectación positiva, incluso los dos que nunca han escondido su tirria al presidente exiliado. La Vanguardia acota el perímetro de la conversación a la negociación de la investidura de Sánchez y remarca que Puigdemont y Díaz "exhiben sintonía". Curiosidad: el diario no toca el asunto en su editorial ni en el billete del director ni en ningún artículo de opinión o análisis. Se ve raro. Por falta de tiempo no será, porque la reunión se conocía desde el domingo y acabó a las 3 de la tarde del lunes. Deben pensar que es mejor pronunciarse el miércoles, una vez Puigdemont proponga las condiciones para votar la investidura. El Periódico otorga todo el mérito a la vicepresidenta española y dice que, al ir a buscar a Puigdemont "da un vuelco a la negociación" y "rompe el aislamiento del expresidente". A malpensados y ansiosos, Ara les puede parecer que se regala un poco con el president exiliado al titular que "abre la vía de la negociación", que hasta ahora criticaba a ERC. A El Punt Avui se le nota un poco de afán de resarcirse: "La investidura pasa por Bruselas". Un malhumorado podría añadir: Fastidiaos. Pero no es el tono de los diarios catalanes, más bien integrados por contraste con los apocalípticos madrileños.

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