Las portadas de este martes presentan de dos maneras la revisión de las condenas a los líderes independentistas publicada por la sala de lo penal del Tribunal Supremo. Ambos enfoques son políticos, como lo es toda la causa. El Trío de la Bencina (El Mundo, ABC y La Razón) destaca el aviso de los jueces: la reforma del Código Penal pactada entre PSOE y ERC deja sin castigo los procesos de secesión sin violencia ni intimidación. Es perturbador ver cómo estos diarios se hacen eco del lamento del Supremo —que el nuevo marco penal deja al Estado desprotegido"— mientras el mismo tribunal se las ingenia para confirmar las penas más altas posibles a todos los encausados, haciendo ver que se beneficiaron personalmente del dinero público empleado en el referéndum —uno más de los malabarismos judiciales y jurídicos de este caso. ¿De qué "desprotección" hablan si los jueces siempre hacen justicia a la medida del Estado y se constituyen en "dique de contención", como dice el editorial del ABC?
El resto de diarios —salvo La Vanguardia— ponen de relieve el repaso del magistrado Manuel Marchena al plan del PSOE, ERC y aliados para "desjudicializar" el conflicto catalán (o español, como quieras). Al final ha quedado solo en "excarcelado" a causa de los indultos parciales y revisables emitidos por el gobierno español y autorizados de mala gana por sus señorías. El Periódico usa ese verbo inexistente —"desjudicializar"—, cosa que, mirándolo bien, tiene un punto de ironía si consideras que se pretendía "desjudicializar" dando la última palabra al mismo tribunal y a los mismos magistrados que fabricaron el proceso (Pablo Llarena) y condenaron a los líderes del 1-O (Manuel Marchena). Ahora todo se ve con más claridad.
El País titula con contundencia: "El Supremo frustra el plan del Gobierno de rebajar las penas por el procés". El Periódico va más cara a barraca: "El Supremo descoloca a PSOE y ERC…", titula. Ara toca la misma música y letra y lo personaliza: "Marchena torpedea el plan del PSOE y ERC...". Marchena, como queriendo decir que otro magistrado quizás no lo hubiera hecho así. El Punt Avui bromea con la famosa frase de Jordi Cuixart. En cualquier caso, tanto esta manera de explicar la decisión del Supremo como la que utiliza la derecha impresa son interpretaciones políticas que no pegan con aquello que a los jueces les gusta tanto decir: que solo "aplican" la ley, que no son ellos los que la hacen. Claro que sí, hombre. Ya lo dice el refrán: Buena es la justicia si no la doblara la malicia.
La Vanguardia, en cambio, ha sabido acogerse al sistema que utiliza cuando no quiere líos: una mirada administrativa y oficinesca sobre los hechos y el ademán sempiterno de dar una de cal y otra de arena y regalar el ojo de los poderes en juego para contentarlos a todos. Este martes dice en el título que Junqueras queda inhabilitado hasta 2031 "a pesar de la reforma legal" —si la portada es la cara del diario, ese "a pesar de" es un rictus leve de desaprobación: el Supremo tenía opciones de actuar de otra manera, viene a decir—. El subtítulo se lo regala al lamento del Supremo sobre la desprotección del Estado, la impunidad del secesionismo no violento, etcétera. Hasta aquí llega un diario que, por miedo de hacerse daño, dice una de cada color.