La mayoría de las manías del Trío de la Gasolina tienen una razón precisa y pueden explicarse. Básicamente, se arraigan en su afán de deslegitimar el actual Gobierno y/o mancharlo, haya o no noticia. La de este sábado, sin embargo, es más complicada. Se trata, parece, de presentar el intento de assasinat de Cristina Fernández, vicepresidenta de Argentina, como una operación gubernamental para recuperar el prestigio del peronismo, que ha dejado el país al borde de la suspensión de pagos, polarizado y sin ánimo. Es complicado de entender qué motiva a El Mundo y ABC a considerarlo la noticia principal del día. Quizás lo sabremos la semana que viene y seguramente estará ligado al gobierno de Pedro Sánchez o a la gente de Podemos —fans de la variante de peronismo patrocinada por Cristina Fernández—. A ver cómo ligan esta nueva mayonesa mental. El autor del atentado fallido es un pirado fanático a quien, gracias a Dios, falló la pistola.
Ciertamente, el oficialismo kirchnerista pone el énfasis en los "discursos de odio" y culpa a la oposición, los medios y la justicia de ser a los autores intelectuales del hecho, sobre el cual todavía hay muy poca información. Bien. Todo eso, vale la pena recordarlo, ha pasado en la Argentina, a 10.000 kilómetros. Aquí, al lado de casa y directamente relacionado con tu vida, se ha producido otro acontecimiento que abre las portadas del resto de diarios: la gasista rusa Gazprom ha cortado el gas de Nord Stream I, principal vía de suministro de Europa Central y Oriental.
Aun más cerca, el President Aragonès ha anunciado que no acudirá a la manifestación de la Diada convocada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC). A los consellers de Junts les ha faltado tiempo para anunciar a golpe de tuit que asistirán, la ANC ha dicho que a Esquerra ya no es independentista, etcétera. La trifulca independentista no tiene freno. Los partidos y organizaciones del soberanismo aprovechan con deleite cada oportunidad de mostrar división y discordia entre ellos, hasta el punto que ya no se sabe si actúan de verdad o sólo es una comedia para distraer a su público de sus carencias, renuncias y/o incompetencia. El diario impreso que más moja pan es El País, obsesionado de hace meses en calificar de "fractura" cualquier discrepancia en el mundo indepe. Este sábado es la enésima "fractura". Lo hace siempre con mucha trompetería y sin asociarlo a la represión, que ese diario considera aplicación normal de la justicia en un estado de derecho. Después resulta que el independentismo tiene una mala salud de hierro, con mayoría parlamentaria y gobierno de coalición. Pero mira, de tanto decirlo, lo de la fractura, un día acertarán.