Empate en las portadas de este domingo. La mitad de los diarios abre con las consecuencias de la decisión española de abandonar a los saharauis en manos de la autocracia marroquí. La otra mitad lo hace con la guerra contra Ucrania promovida por la autocracia de Vladímir Putin. Donde uno de estos temas no abre, va de segundo. La cobertura del caso del Sáhara da la impresión que es pura pirotecnia. Durará algún día, pero no muchos más. El gran drama, se quejan los diarios —los de Madrid—, és que Pedro Sánchez no informó de la decisión al Congreso, a los partidos, al sol y a la luna. Nada que decir de la decisión en sí ni del negro futuro de los saharauis. Sólo un poco de inquietud ante la reacción de Argelia, el principal suministrador de gas de España, que lo será de Europa entera si las cosas van como está previsto y en el norte —donde la gente es limpia y noble, culta, rica, libre, desvelada y feliz— cancelan la dependencia de los hidrocarburos rusos. El País se hace el enfadado y critica a Pedro Sánchez en un editorial de título equívoco. "Sánchez nos debe una explicación", dice. ¿Quién es ese nosotros? ¿El mismo diario? ¿O lo usa para arrogarse la representación de la ciudadanía entera? El diario siempre ha tenido esta actitud prepotente. El Mundo recuerda que el gobierno español ha roto una promesa de siempre del PSOE, que aun figura al programa con que se presentó a las elecciones. No dice que también menosprecia las decisiones de la ONU y sentencias recientes del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Pero bueno, hablamos de Pedro Sánchez, que no se ha distinguido por sus escrúpulos a la hora de incumplir su palabra.

La Razón entrevista a la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, que justifica la decisión con varias vaguedades ("respeto y ausencia de acciones unilaterales") y una falacia un tanto confusa. "A todos nos gustaría vivir en la utopía, pero asumir responsabilidades implica gestionar", dice. Es una manera de hacer ver que las relaciones internacionales tienen que someterse a una limpieza de ideales, a una devaluación de los principios y a una rebaja de los compromisos para no caer en la "utopía", eufemismo de ingenuidad, de candidez. Con estos principios Volodimir Zelenski, el presidente de Ucrania, tenía que entregar el país a Vladímir Putin antes de la invasión ¿verdad? ¿Isabel Rodríguez no tiene ni una palabra de empatía para los saharauis? En fin. Tal vez al gobierno de España le convienen ministros con un poco más de estatura política y de humanidad.

Ya que hablamos de La Razón, una nota cómica. En un título dice que el gobierno "entra en pánico por el descontrol callejero". Este título va a una columna y por debajo. ¿Tú crees que si el gobierno del país "entra en pánico por el descontrol callejero" lo pones en el título más pequeño de la portada para dar prioridad a una ministra que sólo hace de parachoques retórico? Eso quiere decir que el pánico y el descontrol no se lo creen ni ellos, que son un invento. Otra nota cómica —o quizás fúnebre— es que El Mundo lleva en portada un mitin de Vox con escasas mil personas que se había presentado poco menos como la Marcha sobre Madrid (este año se cumple un siglo de la Marcha sobre Roma con que Mussolini, el fascista original, tomó el poder en Italia). ¿Ves cómo no es exagerado calificarlo de tabloide ultra?

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