En los titulares, los diarios solemos usar "Europa" para aludir a cosas diversas: el Consejo de Europa, la Comisión de la Unión Europea, el Tribunal de Justicia de la UE, el de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo, etcétera. La razón es obvia: economía de espacio. Sería una exageración decir que esta licencia retórica perjudica o altera la información o su sentido si después a la noticia se menciona la institución que toca, etcétera. Pues bien, ayer "Europa" dijo muchas cosas a España —o al Estado español, si quieres. Casi ningun agradable, pero todas son o deberían ser de interés para la prensa, dado que tienen que ver con derechos y libertades fundamentales. Por lo que se ve en las portadas, sin embargo, los diarios de Madrid y de Barcelona no tienen bastante sensibilidad como para hacerse eco de ello, o bien están distraídos o quizá optan por el chovinismo patriótico y tapan con el silencio de portada los déficits y carencias de la Democracia Plena™.
Es verdad que El Mundo destaca la regañina de un portavoz de la Comisión Europea a España porque permite que lleguen turistas extranjeros mientras mantiene confinados a los ciudadanos españoles. Eso atenta a la libertad de movimientos, que es un derecho fundamental y rasgo de identidad de la UE. Seguramente abre con esta historia porque le sirve para hacer quedar mal al gobierno "socialcomunista".
Sólo El Punt avui explica, en un recorte, que la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa ha hecho llegar al ministro de Justicia español una carta en que manifiesta inquietud por el aumento de condenas de artistas y activistas al amparo de la llamada Ley Mordaza y de la reforma del Código Penal, aprobadas una y otra en 2015 por la mayoría absoluta del PP —y mantenidas por el gobierno del PSOE y Unidas Podemos pesa a sus promesas electorales.
Peor aun, ningún diario lleva a primera que la Comisión de Venecia ha reclamado a España la reforma urgente de la tal ley por su carácter represivo. Esta comisión es un órgano consultivo del Consejo de Europa, formado por expertos independientes en derecho constitucional, que asiste y aconseja a los estados sobre las leyes y funcionamiento de las instituciones democráticas y la protección de los derechos humanos. Por ejemplo, el Estado español siempre esgrime como argumento de autoridad contra el referéndum del 1-O el hecho de que la Comisión de Venecia no lo reconoció.
La Vanguardia, en cambio, abre el diario con las repercusiones de la condena de la UE a... China por la sistemática y genocida represión de las etnias turcomanas, especialmente los uigures, en la provícia de Xinjiang, a Oeste del país. El País también lo lleva, pequeño, en portada. Quizás es peor la hipocresía de ABC que, no contento con inventarse un "estallido" de los Mossos, dedica el póster de portada a la situación degradante de los niños migrantes retenidos en... ¡Tejas! Mientras mandaba Trump —que es el responsable del desaguisado— callaba. Claro que no son comparables las actuaciones del Estado chino y del español, pero si eres valiente para denunciar al gobierno chino en portada, se hace extraño el poco coraje para señalar las carencias de tu mismo país. Eso también vale para el resto de diarios, que tampoco dicen ni mu.
En este contexto, tiene gracia la "promo" de El País debajo de la cabecera, a la izquierda, donde dice que la reina Isabel II "ordena revisar la política de diversidad", eufemismo de "política racial". Aparte de que la reina británica se cuida mucho de "ordenar" nada fuera de su casa, ese título mal hecho contrasta la actitud de esa casa real con la española. ¿Cuanto te juegas a que Felipe VI no sale en ninguna portada poniendo de manifiesto su inquietud, como hizo el 3-O, por las advertencias de la UE y del Consejo de Europa sobre los derechos y libertades fundamentales de los españoles? Ese silencio cómplice es lo que tiene la Monarquía Moderna™ —y la prensa cortesana.