Impresiona ver las portadas de este viernes. Todas abren con el rechazo del Banc Sabadell a la opa hostil del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA). A la negativa del Sabadell se han añadido desde el Govern de la Generalitat, la Generalitat Valenciana (donde el Sabadell tiene su sede social) y el gobierno central, a las patronales catalanas, la Cambra de Barcelona, los principales partidos del arco parlamentario catalán y muchas entidades de consumidores. Los diarios catalanes han hecho editoriales críticas con la iniciativa del banco vasco-madrileño. Al menos las portadas no se toman esta operación como el día que se conoció —entonces era una propuesta amistosa— con referencias anecdóticas al tamaño del futuro banco fusionado, etcétera.

Solo la patronal española CEOE ha pedido respeto por la decisión de los accionistas, etcétera, que es una manera de ponerse de perfil —y posiblemente de enviar el mensaje que no le duele la fusión de ambos bancos. Esta patronal no ha mostrado ninguna reticencia a una operación que supondría dejar el 70% del mercado financiero en manos de tres bancos, una definición casi perfecta de oligopolio, a un paso de convertirse en un cártel. La operación no solo tiene en contra casi todo el mundo en el mundo político, económico y social, sino también la historia. La última opa hostil de un banco sobre otro es de 1988, año en que el entonces Banco de Bilbao, lanzó una opa no negociada sobre el Banco Español de Crédito (Banesto), que fracasó.

El rechazo del Sabadell ha propulsado la cotización del banco valenciano, señal que los mercados ven bien que el Sabadell continúe en solitario su marcha. El BBVA, en cambio, se ha dejado hasta ahora casi un 7% de su valor en bolsa. ABC y La Vanguardia hablan de "banco vallesano", la solución un tanto boba que han encontrado para no complicarse, dado que el Sabadell trasladó la sede social a Alicante para torpedear el referéndum del 1-O, pero mantuvo la sede operativa en el Vallès Occidental. Tampoco ningún diario recuerda en portada la famosa propuesta hecha en el 2014 por el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, de crear "una especie de Podemos de derechas" para defender la iniciativa privada y el desarrollo económico. El "Podemos de derechas" siempre se ha identificado con Ciudadanos, partido que es ahora un zombi de aquel que fue el más votado a las elecciones del 21-D del 2017. Quizás la vida, como el fútbol, te devuelve lo que le das (o no).

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