Dice El Mundo que el canciller alemán, Olaf Scholz, es un problema para sus socios de la Unión Europea (UE) por su afán de mantener a China como socio preferente de Alemania. A ver, Pekín es el principal partner comercial de Berlin, y la política exterior alemana se basa en un principio sencillo: si hacemos negocios juntos no nos traicionaremos, porque la cuenta de resultados pasa siempre delante de los principios. Alemania no aprende que es al revés, a pesar de la experiencia nefasta con el gas ruso —a cambio de gas barato se han dejado cooptar por la mafia de Vladímir Putin—. Eso no los hace enemigos ni problema de Europa, por|para mucho que se esfuercen El Mundo en portada y Ara en su editorial.
Scholz ha conseguido hacer decir a la autócrata chino, Xi Jinping, que no aprueba el uso de armas nucleares, en referencia directa a la guerra de Putin en Ucrania. ¿No es mejor destacar, como hacen El Periódico y El País, este resultado de la visita del canciller federal que especular sobre su debilidad con China? Es la primera vez que un líder occidental viaja a China desde la declaración de la pandemia de la covid-19. ¿Es posible dejar un poco de margen en Alemania, que no puede cambiar de socio comercial principal de una semana para otra? Parece juicioso confiar en que la realpolitik de los gobiernos alemanes no llegará al extremo de vender a Europa para favorecer sus exportaciones.
Los diarios de hoy —si es por las portadas— se caen de las manos. Mientras Ara y El Punt Avui dan mucha importancia a las declaraciones del Mayor Trapero, ahora jefe de una división más o menos relevante de los Mossos d'Esquadra, a La Vanguardia y a El Periódico no hacen ni caso. Para estos diarios, Trapero es un nombre amortizado y sólo es cuestión de tiempo que el interés que suscita sea cero. Para los otros dos diarios, es un activo que merece la pena ser escuchado. Ya lo veremos, al fin y al cabo. Pero que un mando policial relegado por el Govern critique al mismo Govern... ¿qué noticia es?