El 2021, que acaba este viernes, es un año para lanzar a la basura, un año que empezó mal y no acaba bien. Las portadas solo lo certifican, pese al esfuerzo de El Punt Avui y El Periódico para levantar la moral de la ciudadanía y hacer volar un poco el espíritu. El periódico gerundense recurre al expediente de hablar con personalidades de cierto relieve en la vida pública para que den su opinión. Resumen del diario: "se abren expectativas" para 2022, una manera piadosa de no decir nada y dar un poco de calor. Suena bien, aunque quede en el misterio de las cosas inconcretas. Al menos este buen deseo es positivo. El periódico de Prensa Ibérica, en cambio, propone algunos personajes "emergentes" del año que viene, como queriendo decir que harán cosas que valdrán la pena, que nos ilusionarán, que serán diferentes para bien. Si toda selección de personalidades del presente para que interpreten el porvenir es bastante aleatoria —random, hablando como los centenials—, aún lo es más la elección de nombres que poco o mucho configurarán el futuro con sus palabras, obras y omisiones. Pero se agradece el esfuerzo.
Hay que rescatar también la portada de Ara, que lleva este título tan llamativo como acertado para describir el 2021: "Un año salvaje". Lo ha sido, según y como. Dice el diccionario que salvaje significa "lo que crece sin el cuidado del ser humano" y también "arisco, rudo, intratable, brutal". El tipo de salvajismo del 2021 es más bien el de la segunda definición. La primera, menos. Porque muchos de los daños y dolores de este año que recoge velas se deben precisamente a acciones humanas. Por ejemplo, la inflación ("precios desbocados", etcétera) que ocupa los títulos principales de La Vanguardia, El País, El Mundo, ABC y La Razón está directamente relacionada con la decisión de descarbonizar la sociedad y la economía y la mala planificación de esta transición energética, especialmente en España. Ha sido un año salvaje, sí, pero también de negligencias, insensateces y ligerezas.
Las portadas del bloque de periódicos de Madrid más La Vanguardia (sea dicho sin segundas —o no) no pueden ser más negras. Es el trabajo de los diarios gestionar los malos augurios y las desdichas. Quizás La Vanguardia y El País hacen mejor trabajo al traducir en titulares el impacto de la inflación. El periódico de Barcelona pronostica que la cuesta de enero se alargará unos cuantos meses, una manera muy gráfica y aterrizada de explicar la que nos espera. Es fácil hacerse una idea. El País mira por el retrovisor y titula poniendo cifra al número de españoles para los que el 2021 ha ido mal: 24 millones. Es mejor así que como hace El Mundo, porque es igual decir 11.000 millones que 111.000 millones o, sencillamente "muchísimo dinero". ¿Cómo visualizas 11.000 millones? ¿Cuánto es? ¿Diez tráilers cargados de billetes de cien euros? ¿Cien tráilers? La Razón y ABC, como quieren armar los títulos para hacer daño al gobierno español, acaban haciéndose un lío y se les entiende poco, especialmente al tabloide monárquico, con la foto retocada de Pedro Sánchez a oscuras. Más bien retrata la creatividad del periódico: a oscuras.
En fin. Este año era difícil hacer las portadas halagüeñas que son habituales en estas fechas. En cualquier caso, el destino está en buena parte en tus manos, no en las portadas de los periódicos. Feliz 2022.