Llevan días La Vanguardia y El Periódico adaptándose con cuidado por si el 23 de julio se confirma lo que apuntan las encuestas: que Partido Popular y Vox sumarán y relevarán a la actual coalición que sostiene al gobierno español. Este miércoles, La Vanguardia abre portada con la defensa del acuerdo entre las dos derechas hecha por Alberto Núñez Feijóo en Valencia. El presidente del PP ha repetido las razones expuestas en otras ocasiones y se hace un poco raro que el diario considere ahora que merecen el título principal. No hace ni una semana, pedía ("PP-Vox, hace falta más claridad") al PP que aclarara cuáles serían sus alianzas antes de que los ciudadanos vayan a la urna "o los límites que se autoimponen para esos acuerdos", porque lo que está en juego —aludía al futuro de Europa— son "cosas muy serias y fundamentales, enfrente de las cuales no puede haber ningún tipo de ambigüedad ni tejemaneje." Feijóo ya los ha respondido: no admite "lecciones". El diario no ha vuelto a pronunciarse pero emite señales de acomodarse al previsible gobierno de la derecha y los ultras pese al aviso inquieto a sus lectores, en otro editorial, de que "los tradicionales partidos conservadores europeos (...) están abandonando la posición centrista y moderada que los ha caracterizado (...) para, poco a poco, ir abrazando la estrategia de la radicalización y la confrontación". Será bonito ver, si llega ese momento, qué límites se autoimpone el diario a la adaptación al entorno de "radicalización y confrontación" que prevé.
El Periódico gesticula de otra manera. Abre portada con la entrevista a Xavier García Albiol, el alcalde de Badalona, que declara muy satisfecho: "Si gana Feijóo, Badalona tendrá mucha influencia en el próximo gobierno [español]". Si este pronóstico es esperanzador o desesperante, es cosa que cada uno decidirá. El mismo diario dice que el PSC busca la compañía de los comunes para presidir la Diputación de Barcelona mientras que La Vanguardia anuncia que también tiran la caña a los "independientes de Junts", que serían el alcalde de Igualada y el de Torrelles de Foix. Es la misma operación, pero tiene gracia el protagonista que cada diario destaca en su título. El País parece que ha perdido el ardor guerrero de días pasados. Ya no abre con los trapicheos y aprietos de la presidenta del PP en Extremadura, María Guardiola, para hacer o no gobierno con Vox. Prefiere escandalizarse por una especie de conspiración planetaria contra "los LGTBI en el mundo". Venga. Ara y El Punt Avui parece que este miércoles no consideran importante explicar nada de la política española.
El resto de diarios de Madrid, los del Trío de la Bencina, siguen la preparación artillera contra el PSOE y sus aliados con una imaginación y perseverancia desbordantes. ABC habla de "reconciliación" entre "Guardiola y Vox" —nótese que hablan de "Guardiola" y no del PP. La Razón alarga la historia del PSOE contra Pedro Sánchez que fabricaron hace un par de semanas. En el capítulo de este miércoles, el diario del Grupo Planeta explica que Moncloa y PSOE no se coordinan para la campaña. Periodismo creativo. En la editorial, en tono condescendiente, habla de Vox como "de un partido inscrito en el ámbito constitucional", afirma que es necesario "reconducir la crisis del centro derecha en la región" (sic: más adelante los llama "el centro derecha y la derecha conservadora") y que los ultras y el PP "parecen, en el ánimo de sus electores, obligados a entenderse" porque así se responde "al veredicto de las urnas, sin que nadie en su sano juicio pueda alegar riesgos sistémicos para la democracia española y su sistema constitucional". Ánimo a todos.
Queda El Mundo, que hace reír (o llorar) de tan motivado por su paranoia anticatalana. Es impresionante la cantidad de enredos y mistificaciones por centímetro cuadrado que llega a publicar en portada. Este miércoles presenta como una "amenaza a Feijóo" el plan de Junts y ERC ("el separatismo, en la jerga del tabloide ultra) de aprobar un "Pacto Nacional en defensa de la escuela catalana". La prensa española —los españoles, en general, y que no se ofenda nadie— siempre se toma al independentismo más en serio que los mismos independentistas. Almas de cántaro. A la vista de los resultados de anteriores "pactos nacionales" en defensa de cosas diversas, lo que deberían hacer es aplaudir la iniciativa.