Es el domingo al final de una semana con poca juerga política y la mayoría de portadas aparecen con material frío, preparado de antemano. Algunos de los temas programados son de mayor actualidad (la entrevista de La Razón al ministro de Defensa ucraniano o la de El País a la ministra de Transición Ecológica) y otros podrían salir el mes que viene ("Como envejecer bien", de Ara o la historia de El Periódico sobre las mafias italianas). La Vanguardia parece que da una noticia y no hay para tanto: la comisión no ha expedientado a la Generalitat —ya le gustaría a la Generalitat recibir este reconocimiento estatal— sino en el Estado español, a quién ha llamado la atención porque ha pasado los plazos para entregar la planficació hidráulica por culpa de Catalunya, Andalucía y las Canarias, que no han hecho los deberes a tiempo. Nada grave, de momento, por|para mucha portada que ocupe. El Punt Avui sí que da una noticia que afecta a mucha gente: 70.000 catalanes esperan las ayudas de la ley de la dependencia, una cacicada del Gobierno —época Zapatero— por la cual los gastos van a medias entre la administración central y la autonómica pero han acabado pagándola las autonomías.
La noticia política del día es Pablo Iglesias pidiendo unidad a la izquierda a la izquierda del PSOE. Conviene traducir "unidad" por "qué hay de lo mío", en el sentido que Iglesias y Podemos reclaman tener un protagonismo mayor. Como siempre, los diarios del Trío de la Bencina lo aprovechan para vender el relato de que Podemos y Sumar son un guirigay infinito y deteriorar la actual coalición del Gobierno. Los diarios más al lado de la Moncloa se dedican a hacer una mención administrativa y fría con un poco de ganas de dar miedo. "[Podemos] no es un ornamento", señalan algunos de estos diarios —y también El Mundo.
También es destacable que La Vanguardia presente a Josep Santacreu como candidato del establishment tradicional a la presidencia de la Cambra de Barcelona, el hombre que tiene que destronar la lista de Eines de país, candidatura de línea independentista que ganó las anteriores elecciones. El diario dedica dos páginas dos a hacer propaganda de Santacreu: es "transversal, sin ningún sesgo ideológico","es bien visto en el mundo empresarial", es un "movimiento que reúne pequeñas y grandes empresas y también asociaciones de carácter económico" y lo encabeza un "médico y activista social" que "mantiene amistad con políticos de todos colores", etcétera. Es el yerno ideal, santo súbito, la suma de todas las virtudes sin ningún defecto. No hay duda que se trata de una persona capaz y preparada, pero ¿qué necesidad hay de escribir esta ridícula vida de santo para presentarlo?