Entonces, si las grabaciones, agendas y papeles del comisario jubilado José Manuel Villarejo sirvieron en otro tiempo para hacer grandes portadas ¿cómo es que ahora no son lo bastante buenas y están desaparecidas de las primeras páginas? Es que estos años —dicen— hemos descubierto que miente, enreda o confunde sin pruebas para defenderse él y embadurnar a sus adversarios. De acuerdo. Conste que las declaraciones de Villarejo figuraban en la lista de las noticias más leídas de las webs. De todas las webs. También es verdad que si las portadas impresas se tuvieran que editar con las noticias más leídas a las versiones digitales, quedarían unas primeras páginas que ríete tú de los tabloides amarillos escandinavos o de los red-tops británicos. Ahora bien, que este nuevo "asunto Villarejo" figure entre las informaciones más vistas de estos días, a pesar de todo, es un dato muy interesante. Cuando menos para un periódico. Porque tampoco es un escándalo cualquiera. En los atentados de Barcelona y Cambrils murieron 16 inocentes y quedaron heridos otros 150 de 34 nacionalidades. Todo el mundo, los familiares de las víctimas primero, se pregunta aún por la relación del imán de Ripoll, Es Satty —reclutador y jefe del grupo de terroristas—, con los servicios de espionaje y antiterroristas españoles, que se han negado a aclararlo.

Villarejo dice que las pruebas de todo están en sus archivos, incautados por la Justicia y declarados secreto de Estado. El mismo Villarejo no es un cualquiera. Es el barquero de las cloacas del Estado —que Dante perdone esta pedantería. Un policía condecorado por prestar este tipo de servicios oscuros a varios gobiernos españoles. ¿Los diarios tienen que pedir que se abran los archivos de Villarejo o callar y hacerse cómplices de las cloacas y de las mentiras del excomisario? Es una decisión libre de cada diario. Es una señal muy elocuente de su elección que la mayoría entierre el tema y lo deje fuera de las portadas porque los enemigos de la Corona o del Estado o de España ñiñiñí. La calidad moral de Villarejo y el poco o mucho valor de sus palabras, al margen de sí ayudan o debilitan a unos u otros partidos o instituciones, no es excusa para silbar y mirar al techo. Al contrario, es un gran motivo para que los diarios hagan su trabajo y exijan al Estado transparencia y verdad —en el caso del imán, Kitchen, en todos—, que es a lo que ellos mismos dicen que se dedican.

Impresiona ver el título principal de La Vanguardia de hoy porque nos tiene poco acostumbrados a dar tanta preferencia a una reivindicación tan directa sobre "el conflicto catalán", como lo llama el diario. El diario y mucha gente, ciertamente, porque es un modo breve de nombrar la situación. Ciertamente, sin embargo, también es el conflicto de España. Es el gordo de las portadas que se lleva hoy el president Aragonès, al que se suma el título principal de Ara. El Periódico y El Punt Avui llevan en pequeño el tema. Este último diario y Ara son los únicos que ponen en primera el Pacte Nacional per la Llengua, al que se ha añadido el PSC. Es extraño que los otros dos diarios, el de los Godó y el de Prensa Ibérica, no lo destaquen, porque es un hecho que en otro momento les habría hecho ensalivar de orgullo por el oasis catalán.

La Vanguardia

El Periódico

El Punt Avui

Ara

El País

El Mundo

ABC

La Razón