El gobierno de la ciudad de Tarragona ha arrancado 2025 con varias carpetas abiertas, entre la cuales figura el plan de ordenación urbanística municipal, el POUM, que se erige como la cuestión de más calado que los partidos deberán dilucidar para llegar a una aprobación inicial durante el primer semestre.

Los plazos se dilataron en el segundo tramo del año pasado a la espera de conocer el contenido de varios informes encargados por el Ayuntamiento que serán determinantes para acordar el planteamiento que dibujará la Tarragona de las próximas décadas. Fuentes consultadas destacan que el informe de viabilidad económica que está redactando una empresa externa, y que inicialmente estaba previsto tener en diciembre, es clave para corroborar la viabilidad del POUM presentado por el equipo que encabeza el alcalde, Ruben Viñuales.

Este informe, junto con el de inundabilidad, deben clarificar si el plan y los sectores previstos sobre plano la pasada primavera son viables y responden a las necesidades de crecimiento de población y al desarrollo y progreso económico de la capital tarraconense.

Los partidos del arco municipal esperan que, una vez se conozca el contenido de estos informes, las conversaciones y negociaciones para avanzar con el POUM cojan ritmo y tengan en cuenta las peticiones de diversos sectores de la ciudad para conseguir un plan con el máximo consenso posible.

Una oportunidad clave

Para el tejido socioeconómico de Tarragona, el POUM es una herramienta esencial para definir la calidad de vida de los ciudadanos, la cohesión y el progreso de los barrios. Por ello, han reclamado en varias tribunas y foros una planificación de sectores de crecimiento y políticas de vivienda realistas y factibles de desarrollar, un crecimiento ordenado y cohesionador con los proyectos previstos.

Desde la Cámara de Tarragona hasta gremios, expertos en vivienda, arquitectos y urbanistas han apuntado a la necesidad de que el plan de ordenación urbanística de Tarragona debe basarse en un “crecimiento ordenado y sostenible”.

A modo de ejemplo, una de las cuestiones más trascendentes es la vivienda, puesto que la demanda es un hecho, como sucede en muchas capitales españolas ante la falta de oferta. Además, Tarragona ha visto cómo otras poblaciones cercanas han ido absorbiendo población de la capital al ofertar mejores precios y diversidad de oferta en promociones. El Ayuntamiento ha previsto 22.000 viviendas y, desde varios sectores económicos, han hecho hincapié en que deberá buscarse un equilibrio entre lo proyectado en vivienda libre y protegida porque en algunos sectores, con hasta el 60% de VPO previsto sobre plano, hará inviable su ejecución.

Desde la Cámara de Tarragona se ha reclamado más colaboración público-privada para evitar “una ecuación económica desfavorable” que desincentive la inversión.