El Senado seguirá siendo una cámara territorial con un uso marginal del catalán. Legislatura tras legislatura, los partidos independentistas reclaman ampliar los espacios en los que se puede hablar catalán en la cámara alta y chocan, permanentemente, con las reticencias de los dos grandes partidos. En esta ocasión, ha sido el PP quien se ha opuesto frontalmente a una iniciativa de Junts, aunque en la pasada legislatura el PSOE hizo lo imposible por congelar una iniciativa que iba en la misma dirección. En aquel momento, los socialistas prorrogaron 59 veces el trámite de enmiendas para evitar que entrara en la Comisión de Reglamento. La propuesta de Junts, que se ha rechazado este miércoles por 148 votos en contra, 110 a favor y 2 abstenciones, era bien sencilla: copiar el modelo que se implementó en septiembre en el Congreso de los Diputados y permitir que los senadores no tengan ningún impedimento para utilizar el catalán, el vasco y el gallego en todas partes. Esto incluye todas las intervenciones en los plenos y en las comisiones y las publicaciones de iniciativas o escritos. Por su parte, Vox quería hacer marcha atrás y prohibir el uso de las lenguas cooficiales en cualquier ámbito de la actividad parlamentaria. Hoy en día, se puede utilizar en la primera intervención del presidente ante el pleno, en los debates de mociones, en las sesiones de la Comisión General de las Comunidades Autónomas y en los escritos de senadores, ciudadanos e instituciones. La propuesta de Vox ha recibido 3 votos a favor (los suyos) y 257 en contra.

Durante el debate, que ha coincidido con el Día Internacional de la Lengua Materna, el portavoz de Junts en el Senado, Josep Lluís Cleries, ha denunciado que en el Senado actualmente “se está imponiendo una lengua igual que el franquismo”, una expresión que ha recibido la reprimenda del presidente de la cámara alta, Pedro Rollán, que le ha replicado que “la etapa negra de la dictadura” se ha superado. Cleries ha argumentado la necesidad “de introducir un tratamiento igualitario y de dignidad hacia todas las lenguas” y “dejar atrás el paradigma de las lenguas oficiales como un elemento simbólico” o “un espacio para entretenernos”. Para el senador juntaire, el hecho de que el PP no defienda el plurilingüismo es “una prueba evidente de que realmente no creen en la realidad del Estado español”. “Le dicen territorial, pero los territorios no se pueden expresar en su lengua. Ay caray, la vida”, ha remachado.

En la misma línea, desde Esquerra Republicana, Josep Maria Reniu ha reivindicado la necesidad de que el catalán, el vasco y el gallego sean “una realidad en toda la actividad parlamentaria” y “no estén solo en una esquina más propia de los antiguos coros y danzas folclóricas de las sesiones del pleno”. Reniu ha puesto de relieve que el Senado tendría que hacer “estandarte de la normalización lingüística” y se tendría que “caracterizar por la asunción plena y sin complejos del plurilingüismo”.

El PP se opone a “contentar a quien no quiere contentarse”

Por parte del PP, Alfonso Carlos Serrano ha defendido su oposición a la iniciativa argumentando que no están dispuestos a “intentar contentar a quien no quiere contentarse” y se ha negado a “anteponer sus demandas a los principios de operabilidad, racionalidad y buen funcionamiento” del Senado. Serrano ha reprochado que la reforma del Reglamento del Congreso no se ha hecho “por una voluntad o convicción del PSOE, sino porque necesitaba los 7 votos de Junts” y ha reprochado a Cleries que quieren impulsar la modificación del Reglamento para “utilizar las lenguas como muros entre españoles”.