El debate sobre la sucesión del presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, quedará aplazado por ahora en Génova con independencia de la duración de la legislatura y en caso de que el gallego decida finalmente no revalidar un tercer mandato –como hace unos días aseguró que quería hacer, en una entrevista en El Faro de Vigo-. La propuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, de introducir las primarias en el próximo Congreso del PP –días 10, 11 y 12 de febrero– ha sido descartada por una mayoría de populares en las últimas horas, a excepción de la sección balear y pese al silencio atronador de Valencia, feudo de la difunta exalcaldesa Rita Barberà.
La enmienda de Cifuentes a los estatutos de la formación implicaría que el candidato fuera escogido por la militancia, en virtud de la premisa "un militante, un voto," gracias a un sistema de doble vuelta: las llamadas primarias. La medida corregiría la presentada en diciembre por el vicesecretario de organización, Fernando Martínez Maíllo, quien propuso el modelo de compromisarios, similar al de las elecciones americanas. Este consiste en que los afiliados inscritos escogen una serie de representantes que más tarde se reúnen en el Congreso y votan al presidente del PP.
Las ventajas de este sistema pasan por no dificultar la reelección del candidato oficial, ante los designios del aparato del partido. Estrictamente, las asambleas territoriales escogen a sus delegados, pero el hecho es que el partido acostumbra a facilitar el listado para la votación de estos. Para desbancar la candidatura oficialista hay que superarla en votos y no resulta fácil. Los nombres de la dirección genovesa acostumbran a ser cargos del PP que tienen visibilidad mediática y el reconocimiento de un aval de gestión en el partido.
Así y todo, Cifuentes niega que quiera cuestionar a Rajoy. "Nadie lo hace, pero la idea de Maíllo es mejorable", decía, mientras aseguraba que seguirá trabajando para pulir su idea y llegar quizás a un término medio, porque lo lleva en su programa. Ella cree que al contrario, que este sistema serviría para reforzar el liderazgo del gallego. Pero el punto imbrincado de la situación actual es qué pasaría si el partido entrara en guerra, ante la incógnita latente sobre quién será el próximo delfín de la formación.
Hay quien cree en el Gobierno que si Santamaría resuelve el conflicto con Catalunya tiene números para sustituir a Rajoy
Rajoy sigue siendo hasta el momento el principal aval del PP en las urnas, creciendo en escaños a lo largo de dos convocatorias electorales. Por otra parte, no se ha hablado más de la Operación Menina, con que se debía reemplazar a Rajoy presuntamente por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, cuando todo el mundo lo vetaba para la formación de gobierno. La posibilidad de la vicepresidenta, sin embargo, sigue en el limbo y hay quien cree que si "lo de Catalunya" le sale bien, tiene números para postularse. Hasta que eso no llegue, el candidato gallego Alberto Núñez Feijóo parece anclado cuatro años más a la comunidad que preside. Y finalmente, el ministro de economía, Luis de Guindos, se habría pegado un tiro en el pie con el escándalo sobre el fallido nombramiento del exministro José Manuel Soria para el Banco Mundial, involucrado en los Papeles de Panamá.
Así y todo, el problema emergiría por el lado generacional. El jóvenes vicesecretarios del PP vienen haciendo evidente su descontento en cuanto a la corrupción y la regeneración –caso Barberá, Soria, Gürtel, Púnica-. E incluso, los jóvenes leones ya habían indicado meses antes que preferirían un sistema como el propuesto por Cifuentes, aunque este martes algunos han cerrado filas con la dirección, como Pablo Casado. Ante ese escenario, el temor podría ser que los vicesecretarios hicieran una especie de amago, dejando al partido en jaque.
Precisamente, existe un componente de desconfianza en Génova sobre el método que en PSOE y Podemos utilizan para escoger a sus líderes. El portavoz del PP, Rafael Hernando, ha pedido explícitamente este martes no copiar "fracasos" de otros. El propio Maíllo asegura que la de la madrileña no es una opción mayoritaria. La cuestión es que las praxis propias del PP siempre han sido que el candidato es uno, avalado por su predecesor: el expresidente José María Aznar lo hizo con Rajoy, y se esperaría que este hiciera lo mismo con el siguiente.
Aznar y un Think Tank de jóvenes liberales defienden que en el PP los militantes elijan directamente al candidato
Lo curioso de este debate es el momento en que ha aparecido: justo el mismo día en que los rumores sobre un nuevo partido de Aznar corrían por los medios de comunicación. El hecho es que él, junto con un Think Tank de jóvenes liberales de derechas, llamado Red Floridablanca, hace meses defienden la posibilidad de que en el PP los militantes escojan a su candidato según la idea "un militante, un voto". Cifuentes es en ese sentido una de las llamadas "regeneracionistas" de los populares, por sus buenas relaciones con Ciudadanos, quien le facilitó la investidura.
Y mientras todo eso pasa, en Génova aseguran que en el Congreso se tiene que poder hablar "de todo", aunque sólo se ha sentido "cómodo" con la idea de Cifuentes la sección balear. El líder del PP basco, Alfonso Alonso, Feijóo, o Xavier García-Albiol se han mostrado claramente en contra, así como el resto de comunidades del centro y el sur del Estado. En Valencia, Isabel Bonig guarda silencio, aunque hace meses se manifestó apoyo a tesis similares a las de la madrileña. Este es el mismo feudo que permitió a Rajoy imponerse en el 2008, cuando el resultado le era ajustado y Barberá le dio todo su apoyo entonces.