El Partido Popular respiraba aliviado, a pesar de que sin ánimo de celebración, después de conocer el CIS de enero, donde Ciudadanos le recorta una ligera distancia, en paralelo a que el PP cae, pero resistiendo en la primera plaza. "Este partido no vive de las encuestas, otros sí. Y toman decisiones según los sondeos", disparaba el coordinador general Fernando Martínez Maíllo, quien utilizaba el barómetro estatal para esbozar una retahíla de críticas a cambios de posicionamiento de la formación naranja en el Congreso, acusando su "populismo", en relación con ciertas políticas.
"Unos están más contentos en función de si escalan un sitio, o no. Como en todas las encuestas, no hay nada de lo que preocuparse, ni tampoco lanzar cohetes al aire", respondía Maíllo. El popular intentaba quitar hierro a la aparente pujanza de Cs, insistiendo en que seguían siendo "el partido más votado por los españoles" y que era la valoración "de un CIS concreto y determinado", indicaba. El horizonte ahí, según añadió, eran los comicios del 2020 y el voto de los ciudadanos, asumiendo que debería "mejorar" en la tarea del Gobierno, al par que aprobar los presupuestos del 2018.
El hecho es que las críticas al partido de Albert Rivera fueron muchas y variadas, a continuación. Como adelantó este diario, la prisión permanente revisable es el último frente donde el PP se ha sentido invadido por Cs. "Intentan engañar a la opinión pública. Si han cambiado de opinión que lo digan", exponía Maíllo sobre que Rivera hubiera pactado con el PSOE su derogación en el 2016 y ahora propusiera el endurecimiento para acceder al tercer grado. Aquí, el popular cargaba con que ellos no eran una "veleta" y recordaba la abstención de Cs cuando el PNV propuso derogar la medida vía proposición de ley.
Así las cosas cosas, el segundo frente del día era Catalunya. El PP instaba otra vez a Inés Arrimadas a tomar la iniciativa política, "arriesgarse a presentarse a la investidura" y a dejar de hacer "la estatua de sal". La acritud se hacía evidente cuando le pedía a convertir "el voto útil en una victoria útil", tras la sangría de votos que le provocaron al PP. "Por los propios constitucionalistas que la han votado. Cada día lo ven con más preocupación. Cada día que pasa es una victoria inútil", denunciaba Maíllo. Fuentes del partido insistían en que esa era una fórmula para hacer correr los plazos de la investidura.
Ante ese escenario, la estocada de los populares era definitiva cuanto a las informaciones sobre que Rivera estaría intentando fichar cuadros territoriales del partido de Mariano Rajoy. "Lo que sí le puedo asegurar es que el PP no cogerá ninguno de Cs. Cómo de mal tienen que estar algunos para buscar a otra gente. De hecho, pensaba que su proceso de selección estaba basado en primarias. En eso también han cambiado", ironizaba. Desde el partido recuerdan que el PP empezará a proponer buena parte de candidatos antes del verano para las autonómicas y locales del 2019.
Investidura simbólica de Puigdemont: "No es serio"
En la batalla por el voto de derechas, el dirigente de la formación popular también dedicó unos minutos de la rueda de prensa a sacar pecho de la aplicación del 155, después de que al fin de semana Rivera los exigiera más dureza frente el nacionalismo. "Precisamente es este gobierno el que ha impedido que Puigdemont no pueda ser president de la Generalitat", decía Maíllo. Este exigía "respeto a los ciudadanos", ante la hipótesis de una investidura simbólica, y fuentes de la dirección consideraban que no "era viable ni serio" que eso pasara, sin aclarar cómo impedirlo.