Al Partido Popular no le ha sentado bien el apoyo al proceso soberanista de uno de los partidos miembros de la coalición de gobierno belga, el nacionalista flamenco, la N-VA, o el hecho de que el exprimer ministro socialista de Bélgica Elio Di Rupo tachara a Mariano Rajoy de "franquista autoritario" hace unos días, todo eso, en paralelo a que la Justicia del país europeo haya dejado a Carles Puigdemont y a los otros consellers en libertad hasta resolver la orden de extradición, con el agravio comparativo que supone después de que la jueza Carmen Lamela mantuviera a Oriol Junqueras y otros siete consellers en prisión cautelar en España.
"Los políticos flamencos deben utilizar Catalunya para su propio proceso", respondía el vicesecretario de comunicación del PP Pablo Casado este lunes en una rueda de prensa en Génova posterior al comité de dirección, sobre el presunto oportunismo de la N-VA para desestabilizar a su coalición. Casado decía esperar que finalmente Bélgica "colaborase" y cumpliera con la orden de detención europea dictada por Lamela el sábado. El popular huía así de las críticas sobre el posible menor "garantismo" del sistema judicial español, al par que denunciaba de forma vehemente las palabras de Di Rupo "contra Rajoy".
La cuestión es que la pelea empezó cuando el ministro del Interior belga (N-VA) cuestionó la detención de miembros del ejecutivo catalán "elegidos democráticamente". "¿Qué han hecho mal? Sólo aplican el mandato que recibieron de sus electores", lamentó este domingo Jan Jambon en una televisión belga. Se volvió el portavoz del PP en la Eurocámara Esteban González Pons pidiéndole que no diera "lecciones a una democracia como la española", criticándoles por ir "en contra de la igualdad, en el rechazo a los inmigrantes", le increpaba.
Ante la crítica, el líder del partido flamenco Bart De Weber se volvía que "el PP tendría que callar con respecto a la historia. Demasiada gente todavía de aquel régimen [de Franco] tiene responsabilidades en su partido. Parece que no ha aprendido de las lecciones del pasado: no implicarse en violencia cívica, no encarcelar políticos", decía al dirigente a González Pons por mencionar "el historial acreditado xenófobo" de la N-VA. El alcalde de Amberes añadía que "no importaba" no estar de acuerdo con el procés, pues no se recluye a gente "sólo por ejercer derechos democráticos. No se hace eso y por descontado no en la UE", cerraba.
Pero ante las críticas, Casado reivindicaba el apoyo a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, tras más de 10 días de su entrada en vigor y a menos de dos meses de las elecciones. "Catalunya ha escrito páginas muy brillantes, pero esta última es muy negra. El Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer y con el apoyo de la mayoría de catalanes", zanjaba el popular. El portavoz insistía en la oportunidad de los comicios para derrotar el proyecto independentista y se abría a un pacto de investidura –o gobierno– con Ciudadanos y el PSC, siempre tras las elecciones.
Más sutil había sido la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría por la mañana demostrando su "respeto" por el sistema belga. "Por parte del Gobierno, y ya que estamos hablando de un sistema tan democrático como el español, máximo con respecto a las decisiones de los jueces en España, en Bélgica y en todos los estados que respetamos la separación de poderes y la independencia judicial", decía en la presentación de un desayuno informativo del dirigente extremeño Guillermo Fernández Vara del PSOE. Santamaría, sin embargo, insistía en llamar a Puigdemont "expresidente".
Rajoy, el domingo en Catalunya
El PP catalán (PPC) presentará este domingo en Catalunya la candidatura encabezada por Xavier García Albiol para las elecciones del próximo 21 de diciembre, un acto que contará con Rajoy y "buena parte" de la ejecutiva nacional del PP, según Casado. Este ha informado de que la campaña electoral sería "muy visible", ya que a su parecer, el suyo es "el partido que ha sacado a Catalunya de este mal paso", en alusión a un proceso soberanista que el presidente daba por cerrado la semana anterior, diciendo a los suyos que España "había ganado".