“Abrasar”, “desautorizar”, o “acorralar” son algunas de las palabras que la prensa española escoge este viernes para hacerse eco de la rectificación del Gobierno que ha decidido rescindir, de forma unilateral, el contrato de compra de balas a Israel. El damnificado y más afectado por estas palabras es el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y ya sabemos que si algo le gusta a la prensa conservadora es la bronca interna dentro del Gobierno, y hoy va bien servida. “Sánchez abrasa a Marlaska para aplacar a la izquierda”, titula El Mundo, que apunta que el presidente español “desautoriza nuevamente a su gobierno después de la inmigración en Catalunya”. Recapitulemos: el ejecutivo español ha decidido finalmente rescindir de manera unilateral el contrato del Ministerio del Interior por la compra de munición a la empresa israelí IMI Systems. La decisión busca cerrar la tensión entre el PSOE y Sumar dentro del ejecutivo, así como las críticas internas de la plataforma de Yolanda Díaz (aunque la misma Díaz ha afirmado que “no hay ninguna crisis” dentro del ejecutivo). ¿Y por qué El Mundo lo compara con “la inmigración”? Pues porque hace poco más de un mes, el PSOE y Junts acordaron la delegación de competencias en materia de inmigración a fin de que la Generalitat de Catalunya pueda gestionarlas, y según el diario, esta decisión tampoco tenía el apoyo del ministro del Interior. Por su parte, El País titula de una manera similar y apunta que “Sánchez desautoriza a Marlaska y cancela la compra de balas a Israel” (menos agresivo, en la línea de este diario). Todo ello cierra la crisis generada por la operación del Ministerio del Interior, formalizada después del anuncio formal de que no se compraría nuevo armamento a Israel en respuesta a la operación en Gaza. Sumar se opuso al gasto de 14.471 millones de euros en defensa anunciado por Sánchez para cumplir el compromiso de alcanzar el 2% del PIB en defensa este 2025, y estalló después cuando se supo que el Ministerio del Interior había formalizado este contrato para comprar a Israel 15,3 millones de balas para la Guardia Civil. Seguro que esta no es la última disputa entre socios de gobierno, se cierra una, pero seguro que habrá más.
En la portada del ABC no hay rastro de la polémica entre Pedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska, el diario se centra todavía en la muerte del Papa y, sobre todo, en la elección del próximo pontífice. El diario conservador comparte las fotografías de los “ocho cardenales más influyentes para elegir al nuevo Papa”. A pesar de haber sido elegidos en su mayoría por el papa Francisco, muerto este lunes a los 88 años, los 135 cardenales de 71 países que formarán el cónclave que escogerá a su sucesor son un grupo heterogéneo que no se conoce y sin una idea común sobre el futuro de la Iglesia, lo que hará que se presenten a la Capilla Sixtina fuertemente divididos. El ABC presenta ocho de estos cardenales, entre los cuales hay el catalán arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella. Se trata de los cardenales grandes electores, que si bien no son una categoría oficial dentro de la Iglesia, se utiliza a menudo esta expresión en el ámbito periodístico y analítico para referirse a los cardenales con más influencia o peso dentro del cónclave. Lo que se valora de estos cardenales es que tengan experiencia previa en cónclaves anteriores, que ejerzan cargos relevantes en la Curia Vaticana, que sean arzobispos de importantes sedes episcopales o bien que tengan una gran capacidad de tejer consensos o influir en bloques de voto. En La Razón está la primera imagen de la tumba del papa Francisco en la basílica romana de Santa María La Mayor, una simple losa de mármol en el suelo preparada para el funeral que se celebrará el sábado. El pontífice escogió para su tumba esta antigua basílica romana que acoge a una de sus vírgenes predilectas, la Salus Populi Romani, en vez de la cripta de San Pedro del Vaticano, donde descansan algunos de sus predecesores. ¿Qué dicen el resto de portadas de este viernes?







