Asistir a una manifestación por las libertades, los derechos y la democracia tiene un precio. O, al menos, eso parece después de hacer un repaso por los grandes diarios de Madrid que, tras mostrarse completamente traicionados con los principales sindicatos, emplazan hoy a los líderes sindicales de CC.OO. y UGT de Catalunya, Javier Pacheco y Camil Ros, a dimitir por haber estado presentes en la manifestación de ayer, que pedía la libertad de los presos políticos bajo el lema "Por los derechos y las libertades, por la democracia y la cohesión, ¡os queremos en casa!".
La de ayer era una reivindicación que no tenía por objetivo reclamar la independencia de Catalunya o el derecho a decidir, sino mostrar el desacuerdo de gran parte de la población catalana con el encarcelamiento de los políticos. La prensa española, sin embargo, no lo ve así y considera que fue una movilización "contra la democracia" que pretendía, además, desprestigiar la independencia judicial. Una independencia judicial que tienen claro que existe en España y se olvidan así, de nuevo, de las diferencias judiciales entre el territorio español y Bélgica, Suiza, Alemania o Escocia, donde los políticos soberanistas están en libertad.
De hecho, poniéndose al mismo nivel que el gobierno del PP, dan la vuelta a la tortilla e insinúan —como ya vienen haciendo de forma habitual— que el independentismo es como una dictadura porque priva de sus libertades a la ciudadanía y, además, "coacciona a la justicia". Unas libertades que deberían de especificar porque, a pesar de que llevan tiempo sosteniendo ese argumento, jamás han dicho qué es exactamente lo que prohíbe el movimiento soberanista.
Contra la libertad
La Razón asegura en su editorial, titulado Los sindicatos contra la libertad, que la manifestación no era "una marcha por la concordia o la necesidad de tender puentes, sino una movilización en defensa de los golpistas y, lo peor, "contra la democracia española, presentándola como un estado opresor".
Pero que se celebrara esa movilización no es lo que más ha dolido a la prensa y a los políticos de Madrid, sino el hecho de que asistieran los líderes de los grandes sindicatos, así como los comuns y otras entidades que jamás se han mostrado favorables a la independencia de Catalunya.
Justamente por eso, cargan contra Pacheco y Ros por ponerse de parte de una convocatoria que tenía por objetivo "continuar la estrategia de desestabilización sin respeto alguno a la ley", motivo por el cual no tienen ningún problema a la hora de soltar que la presencia de CC.OO. y UGT en la manifestación "fue vergonzante y vergonzosa", pero no solo por los líderes de los dos sindicatos principales en Catalunya, sino también por sus secretarios a nivel estatal por haberlo permitido.
Es justamente en ese punto en el que los de Francisco Marhuenda sostienen que el hecho de que tanto Pacheco como Ros "aseguraran que 'no es el momento' de juicios y detenciones y sí de rechazar 'elementos de represión e involución democrática', debería ser más que suficiente para que cogieran la puerta de salida de sus respectivas organizaciones".
Las barbaridades que suelta el citado diario, sin embargo, van más allá cuando dicen que los sindicatos —y, por supuesto, los partidos y entidades independentistas— "no comparten principios tan básicos como el del imperio de la ley y el respeto a la independencia judicial".
Porque, lo peor para ellos, fue que "además aseguraran que urge formar un Govern que haga frente a la agenda política y social" porque consideran que eso "fue una provocación y una desfachatez", al mismo tiempo que siguen con su crítica contra los sindicatos lamentándose de que "no representan hoy el constitucionalismo, sino el colaboracionismo bien regado por el favor separatista".
Al final del escrito, guardan un espacio para definir la manifestación como "otro capítulo de la monumental farsa independentista contra la democracia española" y no pueden esconder la rabia que les provoca el pacifismo de la movilización. De hecho, acaban justificando todo lo expuesto bajo el argumento de que "si faltaba alguna prueba, ahí quedan las imágenes de los manifestantes festivos y sonrientes" que contrarestan con "el país libre y garantista" que es España con, además, "tribunales independientes".
Doble traición sindical
El Mundo, en la misma línea que los de Marhuenda, se lamentan de lo que ellos describen como "doble traición de los sindicatos" porque, según su punto de vista, "en pocas ocasiones el sindicalismo español habrá estado más alejado de su función constitucional de defensa de los trabajadores que desfilando ayer en la manifestación de Barcelona en apoyo a la causa separatista".
"Doble traición" que justifican bajo el concepto de que se olvidan de los trabajadores, así como de la "Nación" por haberse juntado con aquellos que "no han demostrado otro propósito que el de romper la unidad territorial violando el mismo orden constitucional que ampara la labor de las organizaciones sindicales".
A este diario no le parece correcto que los principales líderes sindicales asistieran a una movilización que, según su verdad, tenía por objetivo "cuestionar a los tribunales y exigir la liberación de los mal llamados presos políticos" porque, a su juicio, "es inaceptable que los sindicatos traten de boicotear la aplicación de la ley mediante el cuestionamiento explícito de las decisiones judiciales".
Y no solo eso. También se lamentan de que "lo que es del todo inadmisible es que defiendan la impunidad para quienes desbordaron el marco estatutario, organizaron un referéndum ilegal y declararon la independencia de forma unilateral" porque, recuerdan, según su forma de observar la realidad, "si hay políticos presos es porque un juez de un estado democrático les ha imputado graves delitos".
Poder contra el Estado
Mientras hoy ABC va en una línea mucho más suave y al menos en su edición digital y en su portada de la versión en papel no hablan de la manifestación —de hecho en la web ni la nombran hasta casi al final de la página—, El País va cargado de opiniones en contra del procés, aunque no opinan sobre la manifestación.
Eso sí. Para no perder la costumbre, el citado diario publica distintas opiniones que critican la situación en Catalunya sosteniendo, por ejemplo, que "lo ocurrido en Catalunya entre septiembre y octubre no habría sucedido si los nacionalistas no hubieran tenido durante décadas poder y recursos públicos para organizar la sedición y alzarse contra el estado al que debían su poder y su lealtad".
Así pues, para El País el procés sigue siendo un movimiento de desobediencia y confrontación por parte de los catalanes y una demostración más de que los distintos gobiernos de España han dado demasiada vía libre a los políticos catalanes para llevar a cabo mediante Catalunya "una alta traición al Estado".