¿Quién ha quedado en evidencia: la justicia española o la alemana? Después de que ayer el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena rechazara extraditar al president Carles Puigdemont y retirara todas las órdenes de detención del resto de líderes soberanistas en el exilio, la prensa ha hecho sus propias teorías y, como siempre, los diarios de Madrid se han puesto al lado de la justicia española llegando a menospreciar, así, la alemana y, por consecuencia, la europea.
Algunos de los grandes rotativos españoles, se lamentan de la decisión del tribunal alemán al considerar que están dando vía libre a unos "criminales", mientras que resaltan que Llarena ha hecho "muy bien" en refutar la extradición del president en el exilio solo por malversación porque el "cabecilla del golpe de Estado" tiene que ser juzgado —siempre según su punto de vista— por rebelión y sedición.
Eso sí. Al mismo tiempo, también celebran que el magistrado del Supremo haya "desterrado" por 20 años a Puigdemont y recuerdan que, cuando lo quiera, puede volver a reactivar la euroorden de detención, sin tener en cuenta que, presumiblemente, el tribunal alemán podría acabar decidiendo lo mismo que ahora a falta de pruebas que demuestren que el líder soberanista han cometido delitos de rebelión. Pero todo lo que sea favorable al procés, será contraproducente para las grandes estructuras del estado español y, eso, la prensa de Madrid no lo puede tolerar.
De hecho, la mayoría de los diarios españoles han quedado en evidencia después de que Puigdemont entrara en la prisión alemana porque sus portadas aplaudían que "Alemania acabara con la fuga y farsa de Puigdemont", así como que el país germánico "marcaba el camino de vuelta de los golpistas huidos".
Luchar contra criminales
Bajo el título "La Justicia alemana queda en evidencia", La Razón suelta en su editorial que la decisión del magistrado del Supremo es la "única posible" que pudo tomar "para garantizar que los presuntos responsables de actos gravísimos respondan en un juicio más tarde o más temprano".
Subrayando que si Puigdemont pisa España lo detendrán, los de Francisco Marhuenda se muestran convencidos de que Llarena "desmonta uno a uno los incalificables argumentos de los jueces germanos contra la demanda española y retrata en un relato concienzudo, metódico, brillante y razonado los desmanes de una decisión insólita contraria al ordenamiento comunitario, incluida la jurisprudencia del tribunal superior europeo, y que de facto supone la voladura de un instrumento vertebrador como es la euroorden".
Con estos argumentos bajo el brazo, el diario citado reprocha a los jueces alemanes no haber comprobado "si los hechos descritos en el ordenamiento español estaban contemplados en el de su país y si se impulsaría un procedimiento penal semejante al del Supremo", motivo por el cual consideran que "abusaron de su posición" y que protagonizaron "una sobreactuación antijurídicas tan impropias como intolerables".
Lo peor, sin embargo, llega al final del artículo, cuando sueltan que "la realidad es que de golpe este tribunal ha socavado el crédito de un elemento clave para luchar contra los criminales en un territorio sin fronteras", hecho que ha conllevado que "el separatismo intensificara su campaña de acoso y derribo contra el Poder Judicial español, y en concreto contra el juez instructor, en un intento por deslegitimarlo y desacreditarlo". Y es por todo esto que ponen de relieve que, a su juicio, "si alguien ha quedado en evidencia, ha sido la Justicia alemana, que es la que tendrá que responder por su papel".
Fuga permanente
El Mundo, que abre su portada con el título "Llarena pierde la fe en la UE y deja en fuga permanente a Puigdemont", sostiene en su editorial que "acierta el juez Llarena al rechazar la entrega de Puigdemont por el único delito de malversación" porque consideran que "conformarse con juzgar al cabecilla de un golpe de Estado por desviar fondos para ejecutarlo atentaría contra la coherencia de toda la instrucción y legitimaría la humillación infligida por tres jueces regionales alemanes al más Alto Tribunal de un país miembro de la UE".
Bajo el título "Puigdemont: destierro fuera, división dentro", el diario citado tiene cuello abajo que esta situación puede provocar todavía más división en el independentismo, pero, como siempre, defienden que "no puede haber impunidad para los procesados".
En otro artículo titulado "Ya, ni duelo por el 'procés'", insisten en la idea de que "el Estado ha ganado. Por goleada" porque, ponen de relieve, "de golpe, los independentistas catalanes han dado un paso atrás de siete años. Ítaca ya no es el objetivo".
Destierro
Mientras, El Español, que titula su editorial como "Llarena opta por el mal menor", pone encima de la mesa que, según su punto de vista, la decisión del juez "demuestra que ha optado por el escenario menos negativo para la Justicia" y aplaude que haya criticado "la falta de compromiso" de los jueces alemanes.
Pero eso no es todo. Lejos de plantearse que, quizá, la justicia alemana va por el camino correcto, advierten al independentismo de que no hay nada que celebrar porque "la realidad es que el magistrado ha condenado a Puigdemont al destierro los próximos 20 años, que es el tiempo que tardará en prescribir el delito de rebelión del que se le acusa".
Justamente por todo esto, celebran que "Llarena no se pliega a la rebaja de un tribunal regional germano que se ha burlado en tiempo y forma de la justicia española" y avisan de que, cuando lo quiera, el magistrado del Supremo puede activar la euroorden de detención, al mismo tiempo que se lamentan de que "todas estas peripecias podían y debían haberse evitado".
Y es que, a su parecer, "Puigdemont tendría que estar esperando hoy juicio en la cárcel igual que Junqueras o Romeva. La responsabilidad de que no sea así es de quienes dejaron que escapara, y ahí no cabe sino señalar al CNI y a quien lo dirigía políticamente: la vicepresidenta Sáenz de Santamaría".
Fractura secesionista
El País, de su lado, hace un repaso por el pulso entre JxCat y ERC —solucionado ayer entre el president Quim Torra y el vicepresident Pere Aragonès— para acabar diciendo que "el hombre de Berlín ansía salir del progresivo ostracismo al que le empuja la elección (a regañadientes y patrocinada por él) de su sucesor, Quim Torra; y con la moral aupada por la reciente decisión del tribunal de Schleswig-Holstein".
Ahora bien. Lejos de mojarse del todo con la sentencia de Llarena y la decisión alemana, insisten en centrarse solamente en las diferencias entre los partidos independentistas y emplazan al soberanismo a "optar finalmente por una vía u otra, porque ambas son mutuamente excluyentes".
Por todo esto concluyen que "solo si se empeña en la vía democrática y legal podrá entrar a discutir y negociar una solución pactada, dentro del marco de la Constitución" y subrayan que "sea esta u otra la fórmula que se abra paso, la esencia de una solución viable es enhebrar un acuerdo y someterlo a las urnas".
La España del horror
En ABC, Hermann Tertsch titula su artículo de opinón como "La España del horror", donde sostiene que "Catalunya está quebrada", así como que "la han quebrado sus gobernantes ladrones con su robo permanente. La han quebrado sus ingentes gastos ideológicos, desde el permanente pogromo contra la lengua española hasta sus embajadas usurpadoras, las subvenciones a los medios o los pagos a separatistas en otras regiones. Y el inmenso ejército de paniaguados".
Tertsch denuncia que "los golpistas de esa Catalunya quebrada hacen con dinero español soberbias campañas en contra de España" y culpan al gobierno de Pedro Sánchez, pero también al de Mariano Rajoy de lo sucedido para terminar diciendo que "solo el Rey y el juez Llarena están en su sitio".