Manuel Valls intenta rehacer su carrera política volviendo a Francia. De nada le ha servido cambiarse su nombre propio, Manel por Manuel, con el intento de captar el voto no independentista en el consistorio del Ayuntamiento de Barcelona.
Tampoco de buscar complicidades con la alcaldesa Ada Colau, facilitando su última investidura el año 2019. El proyecto fallido en la capital catalana como presidente del grupo municipal Barcelona por el Cambio, acaba con un punto final que ha decidido poner él mismo.
El anuncio de su retorno a Francia ha sido recibido con mofas por los principales medios de comunicación de este país, tanto la izquierda como la derecha. Valls, exministro del Interior y primer ministro durante la presidencia del socialista François Hollande, asegura que vuelve "para ayudar, influenciar" en el debate político a las elecciones presidenciales del 2022. Sin tiempo ni ofertas todavía para definir cuál será su papel, los medios de comunicación le han vuelto a dar la espalda.
El último ejemplo más relevante ha sido la editorial de la radio RTL France, la de máxima audiencia por delante d'Europe 1, RMC y la pública France Inter. Rememoran en tono burlón todas las declaraciones de Valls diciendo que se marchaba y renegaba de París, después de Barcelona y finalmente ahora dice que vuelve.
Recuerdan que Valls dijo "que quería ser útil" para su país y al cabo de unos meses "olé, se olvida de Francia". Incluso ilustran sus incongruencias con la canción de Manolo Escobar, 'Que viva España', mientras se oye reír a los colaboradores de este programa. O también explicitan cómo dijo literalmente que "se marchaba definitivamente" a Barcelona y ya "ha quedado clara su credibilidad".
Otro ejemplo lo encontramos con el diario de extrema derecha Boulevard Voltaire. Valls, que precisamente tiene un historial vinculado con políticas tildadas de racistas, es incluso rechazado por este sector. "El pequeño teatro de Valls: ¿las despedidas eran temporales y la vuelta será definitiva?". Bajo este título, explican que no se creen la palabra de este político, a quien definen como "un traidor" de la patria francesa.
Además, también avisan de que las segundas partes nunca son buenas: "La historia tartamudea, dijo Marx, primero, es una tragedia, la segunda vez es una comedia". Y añade: "Él sabe que su mejor papel es el del traidor megalómano con ojo febril, el ambicioso límite que hace rodar su manzana y cree, a pesar de las burlas, en un destino demasiado grande para él. Así que se amontona".