Como si no existiera o como si fuera invisible. La asistencia de Juan Carlos I al funeral de la reina Isabel II el lunes 19 de septiembre en la Bahía de Westminster molesta al Gobierno. Por eso, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, se ha apresurado a desvincularse de la presencia del emérito en Londres, tal como ha confirmado este lunes la Zarzuela, y ha situado su decisión en el ámbito estrictamente personal y privado. "El gobierno no hará ninguna consideración sobre la tramitación de una invitación privada" ha recalcado Rodríguez este martes en la comparecencia habitual después del Consejo de Ministros, donde ha apuntado: "Sí que queremos poner de manifiesto que nuestro país estará representado por el rey Felipe VI como jefe del Estado".
¿Pero Juan Carlos I no representa España, pues? La Moncloa insiste en que la representación institucional la encabezará el hijo del emérito y la reina Letizia Ortiz dejando entrever que el exmonarca - que tiene un parentesco con Isabel II - no formará parte de la delegación. Fuentes de la Moncloa tampoco aclaran si habrá algún representante del ejecutivo central el lunes en la ceremonia fúnebre aunque la invitación de la casa real británica estaba dirigida a los jefes de Estado y exjefes de Estado.
El foco también apunta al desplazamiento de la realeza española en la capital británica. Nadie aclara como será el dispositivo. Según fuentes de La Zarzuela, el viaje, tanto de los actuales monarcas como los eméritos, se adaptarán "a los criterios protocolarios, a las decisiones organizativas y a las instrucciones logísticas que adopten las autoridades británicas". En este sentido, la casa real española —que guarda una buena relación con la corona británica— anunció este lunes por la tarde que Juan Carlos y la reina Sofía tenían "intención de acudir" en Londres después de confirmar por la mañana que Felipe VI y Letizia Ortiz también irían.
El rey espinoso
El papel del antiguo jefe de Estado siempre ha sido espinoso para el gobierno de Pedro Sánchez por el perjuicio que provoca en la imagen de España. Desde que Juan Carlos ha tenido problemas con la justicia, el equipo de Sánchez siempre ha medido cada palabra. De hecho, el retorno del emérito a España este mayo a las regatas de Sanxenxo, en Galicia, irritó al gobierno de coalición. Lamentaron que la visita casi tres años después de marcharse del Estado a los Emiratos Árabes - donde está instalado - fuera "poco discreta" y le recriminaron que "hubiera perdido la oportunidad de disculparse" a la sociedad española a raíz de los escándalos que lo han perseguido.
La última fotografía: enero de 2020
Para la opinión pública española, el interés – y el morbo - recaerá en la posible fotografía conjunta de los actuales reyes con los anteriores. La última vez que coincidieron juntos en un acto público fue el 29 de enero de 2020. Entonces Juan Carlos, Sofía, Felipe y Letizia Ortiz asistieron al funeral de la Infanta Pilar de Borbón – hermana del emérito - en el Monasterio de El Escorial. Al verse padre e hijo se hicieron un beso en la mejilla. Después de aquella imagen estalló la tormenta judicial que ha asediado el exjefe de Estado y que ha acabado en nada. La Fiscalía del Tribunal Supremo archivó este marzo las tres investigaciones que había abierto contra él. El ministerio público esgrimió la inviolabilidad y la prescripción de delitos para descartar poner en marcha un proceso penal contra los negocios oscuros del emérito en el extranjero.
La izquierda, irritada
La asistencia de Juan Carlos al funeral de Estado ha sacudido el Congreso de los Diputats. Alejándose del discurso más respetuoso de la Moncloa, el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López ha puesto en duda que la Zarzuela esté "muy contenta" con la decisión de Juan Carlos. Los socios a la izquierda de los socialistas han sido más contundentes. El portavoz de Más País, Iñigo Errejón, lo ha encontrado "vergonzoso" y el jefe de filas de Esquerra, Gabriel Rufián, ha ironizado con la causa que tiene pendiente el emérito en el Reino Unido: "Ojalá hubiera tenido un rato para ir a declarar", en referencia a la denuncia del examante Corinna Larsen por acoso. En cambio, el presidente del PP, a Alberto Núñez Feijóo lo ve "oportuno, adecuado y lógico".