Este martes pasará a la historia como un nuevo capítulo en el cual la desunión independentista ha quedado al descubierto con toda su crudeza. La presión que, espoleado por Moncloa, el Tribunal Constitucional ejerce sobre los miembros del Parlament de Catalunya está contribuyendo a ampliar la brecha entre JxCat, ERC y la CUP. Los equilibrios para evitar que se coarte la libertad de expresión de la cámara esquivando a la vez las posibles consecuencias penales y la voluntad de no poner en riesgo a los funcionarios desestabilizan la ya de por si frágil unidad de los independentistas. A lo largo de las últimas 12 horas ha sido uno no parar.
Lo más reciente ha sido la doble decisión de no publicar en el Boletín Oficial del Parlament (el BOPC) el apartado de la moción de la CUP aprobado esta mañana sobre "la voluntad de ejercer la autodeterminación" y de eliminar el punto de la propuesta conjunta de respuesta a la sentencia de JxCat, ERC y la CUP que "reitera el derecho de autodeterminación y la reprobación de la monarquía". Todo a raíz de las suspensiones adoptadas por el TC en relación a estas dos iniciativas. El argumento que esgrimen fuentes de presidencia es que a pesar de que Roger Torrent "está dispuesto a asumir las consecuencias que se deriven de defender que en el Parlament se pueda hablar de todo, lo que no hará es poner en riesgo a los funcionarios de la cámara, porque entiende que son los representantes políticos los que tienen que asumir responsabilidades". En este sentido recuerdan que los servicios jurídicos, que son los que han tomado la decisión, también están advertidos por el TC.
Para Junts per Catalunya esta actitud es inaceptable. Fuentes de esta formación expresan su "decepción" con ERC y afirman que "sólo la Mesa puede decidir suspender una tramitación parlamentaria". Es más, lamentan que la medida tomada hoy cuestiona "la estrategia compartida" que creían que tenían con el resto de fuerzas para hacer frente al TC. Por eso, acusan al presidente Torrent de fingir durante la campaña electoral cuando afirmó que no se permitiría que la censura entrara en el Parlament cuando finalmente, aseguran, no ha sido así.
Los de Puigdemont también manifiestan su malestar con la CUP, por no haber querido priorizar el documento compartido entre los tres grupos independentistas y haber preferido dar más importancia a su moción en solitario. En esta crítica coinciden con Esquerra Republicana.
Vull aclarir que ni coneixia ni he participat en cap decisió de publicar o no publicar iniciatives parlamentàries al Butlletí Oficial del @parlamentcat, la qual cosa és realment insòlita. Això ho hauria de decidir la mesa i avui no ha estat així.
— Josep Costa🎗 (@josepcosta) November 12, 2019
Mientras tanto, los anticapitalistas han dejado claro desde el atril del Parlament que no quieren "ninguna unidad" con los socios de Govern. Ha sido durante el debate de su moción, que incluía la defensa del ejercicio del derecho de autodeterminación, pero también toda una serie de puntos que JxCat y ERC han votado en contra como cesar al conseller de Interior, parar todos los desahucios o acabar con las listas de espera. "Mucha corbata y muy poca vergüenza", les ha reprochado Maria Sirvent.
Batalla Torra-Torrent
La tensión empezó a hervir este lunes por la noche, cuando Torrent comunicó un cambio de horario del pleno, que se adelantaba de las tres de la tarde a las nueve de la mañana, una modificación que hacía coincidir el plenario con la reunión semanal del ejecutivo. Desde presidencia del Parlament se asegura de que se les hizo llegar la decisión con antelación, pero el entorno del president de la Generalitat mantiene que no hubo comunicación oficial.
De hecho, la portavoz y consellera de la Presidencia, de Junts per Catalunya y de la máxima confianza de Torra, ha hecho pública la indignación del jefe del ejecutivo por varios canales. Primero con una carta dirigida a Torrent y filtrada a los medios de comunicación en la cual se expresaba el malestar por una modificación adoptada sin consenso. Horas después, le ha puesto voz durante la comparecencia posterior a la reunión del Govern. Budó ha acusado el presidente del Parlament de vulnerar el derecho de los miembros del Govern que son diputados, amboos de JxCat -Torra y Buch-.
La finta al TC
Si bien el argumento oficial para adelantar el pleno era que el presidente viaja a Suiza para un encuentro parlamentario este jueves y viernes, lo cierto es que detrás había el intento de burlar el Tribunal Constiticional. Además de moverlo a las nueve de la mañana, ERC ha pedido una alteración del orden del día para que la moción de la CUP fuera el primer punto a debatir, cuando inicialmente debía verse al mediodía.
El caso es que precisamente el TC se reunía a primera hora de la mañana para acordar la suspensión del documento de los anticapitalistas y la intención era poder votar antes de que se comunicara oficialmente la decisión del alto tribunal. Y así ha sido. La votación, que ha dado luz verde al punto que habla de autodeterminación -el que finalmente no se ha publicado en el BOPC-, se ha produicido exactamente tres minutos antes que llegara el correo oficial del TC confirmando la suspensión.
Para acabar de cerrar el círculo, a pesar de la prudencia de la cámara de no publicar en el BOPC la moción de la CUP, la Fiscalía ha pedido esta noche que se investigue las posibles responsabilidades penales de los miembros de la Mesa del Parlament por haber permitido la tramitación y votación del texto. Vale la pena recordar que en el año 2017, cuando se hizo la DUI, tampoco se publicó en el boletín oficial. Y a pesar de eso, la expresidenta Carme Forcadell está en la prisión por haber permitido que se debatiera. Por delante quedan nuevos capítulos, porque la propuesta conjunta de JxCat, ERC y la CUP todavía se tiene que debatir en el próximo pleno.