Los presos políticos podrán salir de prisión de acuerdo con su clasificación en tercer grado, el régimen de semilibertad, a partir de este fin de semana, según ha explicado la Conselleria de Justícia en un comunicado este jueves.
Las juntas de tratamiento de la prisión de Mujeres de Barcelona, Wad-Ras, Lledoners (Barcelona) y Puig de les Basses (Girona) han acordado aplicarles la modalidad de régimen abierto habitual prevista en el artículo 83 del reglamento penitenciario.
En este régimen abierto, los presos dormirán cuatro días en la prisión y tres en su casa, y la pernocta tendrá que ser de un mínimo de ocho horas diarias.
Así pues, los dirigentes independentistas encarcelados en los centros de Lledoners, Puig de les Basses y Wad-Ras podrán estar, de momento, en régimen de tercer grado. Tras esta decisión, la Fiscalía puede presentar un recurso ante el juzgado de vigilancia penitenciaria, quien deberá validar o no la clasificación de los presos y sus permisos de salida, y finalmente tiene la última palabra, en caso de un nuevo recurso, el tribunal sentenciador, el Tribunal Supremo.
Los obstáculos
El camino hasta el tercer grado ha sido duro para los presos. Hay que recordar que en el mes de diciembre las juntas de tratamiento no dieron el segundo grado por unanimidad. Había diferentes criterios y algunos de sus miembros creían que sí que era oportuno el tercer grado. Este hecho provocó tensión entre los mismos socios de Govern. JxCat no compartió la decisión del segundo grado que avaló ERC, titular de la Conselleria de Justícia, que tiene bajo sus competencias las prisiones catalanas.
La alternativa al tercer grado era obtener el permiso del 100.2 para poder salir de la prisión para ir a trabajar o hacer tareas de voluntariado. Eso también creó controversias cuando, durante el confinamiento, a pesar de la orden de Justícia de revisar los casos con el fin de vaciar prisiones para minimizar riesgos de contagio, el Tribunal Supremo advirtió a los funcionarios de las prisiones con un mensaje de watsap enviado a los periodistas que enviar a los presos políticos a casa podía incurrir en un delito de prevaricación.
El tercer grado no es libertad
El tercer grado dotará de mucha más libertades a los presos de la que han tenido hasta ahora, que sólo podían salir del centro para salir a trabajar o para cuidar a algún familiar. Sin embargo, tanto los mismos condenados como los miembros del actual Govern han reiterado en varias ocasiones que la amnistía es la única solución justa.