Si la población reclusa ya tiene los movimientos limitados habitualmente, el estado de alarma por coronavirus restringe todavía más su movilidad. Según informan a ElNacional.cat fuentes próximas a los presos independentistas, aunque oficialmente los permisos para ir a trabajar no se han suspendido y podrían seguir saliendo de sus respectivas prisiones para ir al trabajo o a hacer voluntariado, la mayoría de ellos han optado por quedarse entre rejas.

El secretario de medidas penales, reinserción y atención a la víctima de la Generalitat, Amand Calderó, ha explicado en una entrevista en Catalunya Ràdio que, por ahora, tanto el tercer grado como el 100.2 se mantienen activos, si bien "los profesionales de los centros penitenciarios recomiendan el confinamiento" y reducir las salidas a aquello estrictamente necesario. Junqueras y el resto de presos políticos habrían decidido predicar con el ejemplo de la recomendación del Govern de la Generalitat. En su caso, no quedarse en casa, sino en la celda.

Lo hacen, afriman fuentes cercanas, "por responsabilidad, siguiendo las indicaciones de autoconfinamiento del president de la Generalitat". Dos de los dirigentes independentistas condenados por el Tribunal Supremo, Jordi Sànchez y Josep Rull, se encuentran en aislamiento preventivo porque habrían estado en contacto con posibles positivos de Covid-19.

Según el último balance oficial, de los 8.000 reclusos que hay actualmente al sistema penitenciario catalán, se ha detectado un positivo. Se trata de un interno de Brians 2, que ha obligado a confiar todo el módulo. Además, hay 12 casos sospechosos de haberse contagiado y 105 presos en régimen de aislamiento por precaución.

Hasta ahora, el Departamento de Justicia ha adoptado ya varias medidas cautelares para blindar las prisiones del coronavirus. Así, por ejemplo, se han suspendido los vis a vis tanto familiares como íntimos que suponen un contacto físico y también se han cancelado las actividades grupales que se dan con personas de fuera de los centros penitenciarios. De momento se mantienen las comunicaciones orales, pero el comité de crisis de prisiones, que se reúne cada día, evaluará si también hay que anularlas. Para compensar, se ha aumentado el número de llamadas que pueden hacer a los internos, de 15 a 20.