La reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo que ha roto el hielo de la investidura se ha saldado como una conversación entre sordos. Los dos principales líderes españoles se han visto las caras durante menos de una hora en el Congreso de los Diputados y han constatado que no hay margen de entendimiento para un posible acuerdo. De hecho, esta ha sido la intención con la que Feijóo se ha plantado al Congreso de los Diputados: que el PSOE le prestara los votos para un gobierno en solitario en el marco de una legislatura de dos años negándose por completo a la amnistía y el referéndum. Los socialistas se han negado a eso y ya han anunciado que rechazan la propuesta de Feijóo, señalando que pedir dejarlo gobernar solo dos años significa no tomarse la investidura "en serio".

Después de una campaña electoral en la que el PP ondeó con insistencia la bandera de querer "derogar el sanchismo", lo primero que hace Feijóo para ligar el éxito de su investidura es rogar la complicidad de Pedro Sánchez. Y lo hace a través de un documento que plantea la idea de dos años de legislatura del PP y que añade seis pactos de Estado que, en opinión de los populares, "están pendientes de acometer". "No renuncio al hecho de que algún día los principales partidos puedan andar juntos y darse la mano", ha asegurado Feijóo después de la reunión, en la que ha confirmado que no le ha planteado una gran coalición entre el PSOE y el PP: "Mientras Sánchez sea líder del PSOE, eso no es posible". En este sentido, el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, ha estado muy ilustrativo en un mensaje en X, antes Twitter.

 

El intento frustrado de seducción al PSOE evidencia que Feijóo no tiene bastantes apoyos para sacar adelante la investidura del 26 y 27 de septiembre. Ni los tiene ni tiene previsión de sumarlos a la causa. Acumula un máximo de 172 (PP, Vox, CC y UPN) con el riesgo de que el ofrecimiento de hoy de pactar con Sánchez pueda deteriorar la relación con la extrema derecha. Los de Santiago Abascal han dejado en el aire su posición hasta el momento en que se encuentren con la el jefe de filas del PP, pero en la retina todo el mundo tiene registrada la retirada del apoyo de Vox a Cuca Gamarra para presidir el Congreso de los Diputados. Eso sí, en la visita en La Zarzuela, la ultraderecha garantizó sus votos para Feijóo.

A pesar de la negativa de los socialistas, Feijóo mantendrá la hoja de ruta a partir de la que propondrá los mismos pactos al resto de partidos con quien se quiere reunir hasta finales de mes. Y la ronda de entrevistas incluye al PNV y a Junts per Catalunya. En este punto, los primeros se han cansado de cerrar la puerta al PP y los segundos se aferran a un silencio sepulcral que da pocas pistas, aunque el rechazo a la amnistía se avista como una línea roja difícil de superar. Por ahora, el PP no tiene ningún contacto más previsto en la agenda y fuentes del partido no aclaran si el mismo Feijóo se reunirá con el resto de grupos parlamentarios o delegará la ronda a sus portavoces en el Congreso.

Con todo, los 27 días que faltan para la primera sesión de investidura pueden convertirse para el PP en una travesía eterna por el desierto de la política española. Sin aliados, Feijóo se puede abrasar al constatar que no tiene casi margen de maniobra para entenderse con nadie más. Tampoco entre los presidentes autonómicos que no son de la cuerda del PP. El presidente catalán, Pere Aragonès, ya ha avanzado que no tiene nada que decirle a un candidato que pone Vox en la ecuación, y el lehendakari Íñigo Urkullu, con quien Feijóo hablará este miércoles por la tarde vía telefónica, considera que los presidentes no pintan nada en esta negociación.

Sánchez le sigue el juego a Feijóo y le deja fracasar en la investidura

Pedro Sánchez tiene, desde este miércoles, un mes bastante tranquilo delante de él. Durante las próximas semanas —al menos hasta finales de septiembre—, los focos mediáticos se situarán sobre el PP, y eso da margen al PSOE para negociar con el resto de grupos parlamentarios una investidura de Sánchez de forma más sigilosa. Además, al líder socialista ya le va bien una primera investidura fracasada de Feijóo porque eso le permite situarse como el único candidato capaz de articular una mayoría al Congreso de los Diputados.

Imagen de los instantes previos de la reunión entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez / Foto: Europa Press

Vamos por partes. Si el Congreso tumba la investidura de Alberto Núñez Feijóo, Pedro Sánchez pasa automáticamente, a ojos del electorado español, a estar más legitimado para intentar llegar a acuerdos con Esquerra Republicana, Junts per Catalunya o Bildu. El PSOE podrá afirmar, al día siguiente de una investidura fallida del líder del PP, que la única alternativa a una repetición electoral son los pactos con el independentismo. Y los socialistas, además, prometen por activa y por pasiva que estos se producirán siempre dentro de los marcos de la Constitución.

Hay mucho optimismo en Ferraz en torno a una futura investidura de Pedro Sánchez. Consideran que la repetición electoral es poco probable. Ahora bien, eso se traduce en pactar algo suculento a ojos de los partidos independentistas. En los últimos días se habla sobre la posibilidad de negociar una ley de amnistía que la vicepresidenta Yolanda Díaz defiende a capa y espada. La líder de Sumar asegura que es "absolutamente constitucional" la amnistía, mientras que el PSOE ni lo niega ni lo confirma.

Sí que es cierto que los socialistas han dejado de decir que es un mecanismo anticonstitucional, pero al mismo tiempo parece que pronunciar esta palabra les produzca urticaria. Hablan de "soluciones políticas" y de ser "coherentes" con la estrategia de desinflamación del conflicto político entre Catalunya y España. Este miércoles, la portavoz del PSOE ya hablaba de ir "paso a paso", pero suplicaba que haya "prudencia" y "discreción".

Ahora mismo hay la duda sobre si los acuerdos con el independentismo se anunciarían cuando la investidura fallida de Feijóo todavía es reciente, cosa que querría decir que los socialistas han sabido exprimir con éxito el escenario de discreción que les facilita un mes de negociaciones del PP con el resto de grupos parlamentarios. Si no ha habido ningún acuerdo, Sánchez tiene hasta dos meses desde el primer debate de investidura de Feijóo para llegar a un pacto. Si todo eso también fracasa, el electorado español será llamado de nuevo a las urnas el 14 de enero.