Tras autoafirmarse internamente en el Congreso de este fin de semana, el PSC busca ahora rehacer los puentes con el PSOE. Estos se habían estropeado por el 'no' en la investidura del presidente Mariano Rajoy y otras manifestaciones del partido catalán como la defensa de la vía canadiense o las alusiones a la plurinacionalidad. La tensión había escalado en Ferraz hasta el punto de replantearse la permanencia de los socialistas catalanes en sus órganos de dirección, como explicó El Nacional. Pero ahora, el PSC quiere superar el episodio y  elaborar una estrategia conjunta que haga frente a Rajoy y reconozca el "rasgo" diferencial catalán.

La adjunto a la primera secretaría, Núria Marín, ha pedido este lunes la convocatoria de un Congreso federal del PSOE para abordar la relación entre las dos formaciones. "Ha habido cierta fractura y mala relación" reconocía Marín. La petición se alinea con las tesis del exsecretario general, Pedro Sánchez, quien hace días pide que se convoque al órgano, habiendo escogido antes al nuevo líder del partido. El hecho es que los socialistas catalanes se sentían más cómodos con Sánchez que con la nueva gestora, pues esta tiene fuerte presencia de representantes andaluces de la federación encabezada por Susana Díaz.

En esta reconstrucción de los lazos, el proceso independentista podría jugar un papel clave. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, defiende desde el comité federal, donde se decidió la abstención a Rajoy, que si el PP seguía gobernando podría avivar el soberanismo. Por eso, ellos votarían 'no'. En esa línea, Iceta, ha afirmado este lunes que llamará al presidente de la gestora, Javier Fernández, para pedirle un tratamiento "específico" para su formación. La reivindicación es que muchos catalanes quieren "seguir formando parte de España y ser respetados como catalanes", así como sentirse amados.

Iceta también se muestra partidario de la celebración de un Congreso, pero en primavera. Para entonces, ha vuelto a referirse al modelo alemán CDU-CSU como posibilidad de relación entre el PSC y el PSOE en caso de que finalmente se opte por reformular sus vínculos: "Todo lo que sea para mejorar es positivo". Esta opción se basaría en que los catalanes no tuviesen presencia en los órganos federales, de modo que la relación se volvería más "simétrica". Por ahora el modelo contaría con apoyo del secretario de la gestora, Mario Jiménez, quien usó dicho adjetivo para el proyecto de futuro entre ambos.

De hecho, el propio secretario de organización del PSOE-A, Juan Cornejo, asegura que no ve ruptura con el PSC, aunque apuesta por el diálogo para alcanzar un entendimiento y "reforzarse mutuamente". Cornejo sí discrepó cuanto al distanciamiento de los catalanes respecto de la resolución de Granada del año 2013 -la cual abogaba por el federalismo y se aprobó por unanimidad-. "Si alguien defiende alguna opción diferente, lo debe justificar" dijo Cornejo. La cuestión es que en uno de los debates en el Parlamento, el PSC sometió a votación un texto donde abría la puerta a aceptar la plurinacionalidad.

Sanciones

Así y todo, el proceso de construcción encontrará escollos a su paso. El PSOE utiliza como sanción más probable para los diputados que no se abstuvieron en la investidura de Mariano Rajoy la máxima multa que prevé el reglamento, de 600 euros, y la expulsión de la dirección del grupo socialista de aquellos que, como la catalana Meritxell Batet y la balear Sofia Hernanz, forman parte de este núcleo, según fuentes socialistas.

Todo viene porque dos días después de la votación en el Pleno del Congreso, el presidente del Comité de Disciplina del Grupo Socialista, Luis Carlos Sahuquillo, comunicó la apertura del expediente a los 15 diputados que desatendieron el acuerdo adoptado en el Comité Federal de abstenerse y les dio una semana para presentar alegaciones. La respuesta del PSC ya ha sido enviada, aunque el plazo todavía no ha acabado. "Atendiendo a la discrepancia de estos dos acuerdos decidí, en conciencia, votar que 'no a la segunda sesión del debate de investidura', decían, reiterando su voluntad de "seguir trabajando" con el PSOE.

El Grupo Socialista plantea añadir una segunda penalización, que sería sacar de la dirección del grupo a las dos diputadas del 'no' que forman parte del PSC. Esta medida ya se adoptó en el 2013 cuando los socialistas catalanes se desmarcaron del PSOE siguiendo las órdenes de su entonces primer secretario, Pere Navarro; en aquel momento que salió de la cúpula fue el diputado José Zaragoza, uno de los que ahora ha vuelto a romper la disciplina.