La marcha del exsecretario general del PSOE Pedro Sánchez ahora hace más de tres meses dejó un partido decapitado y fracturado, que más de 100 días después todavía no se ha repuesto. Los pactos con el Partido Popular, o la reformulación de la relación con el PSC, han mantenido caliente el enfrentamiento de los sanchistas –y demás críticos– con la gestora de Javier Fernández, evidenciando que existe un PSOE que quiere rivalizar con Podemos, y otro que vela por el "sentido de Estado". Estas discrepancias se resolverán en el próximo congreso, previsto los días 17 y 18 de junio, mientras la presidenta andaluza Susana Díaz busca apoyos para liderar el partido.
La fecha de este acontecimiento –el 39.º en el histórico socialista– será en junio, después de que el propio Fernández asegurara que quería que fuera "antes del verano" y la gestora se haya reunido a las 9 h para aprobar la propuesta de calendario. Este ha sido ratificado más tarde por asentimiento y solo 5 miembros de la Izquierda Socialista se han negado a este sistema de votación. El cierre de filas hace colocar las primarias a finales de mayo, es decir, entre el 21 o el 28, aunque ello se acabará de determinar en otro comité, seguramente en abril.
Es decir, que los socialistas se encontrarán escogiendo su nuevo secretario general una vez el resto de partidos –Partido Popular, Podemos y Ciudadanos– hayan acabado sus procesos internos, entre en enero y en febrero.
Precisamente, el calendario de reconstrucción ha sido uno de los motivos de disputa con la gestora a lo largo de los meses, aunque la intensidad ha ido disminuyendo. En el ámbito de federaciones, los sanchistas –como Catalunya, con Miquel Iceta o el País Vasco, con Idoia Mendia– han pasado de considerar que podían hacer de contrapoder a Fernández –y exigirle adelantar el congreso– a asumir que el antiguo círculo del exsecretario general Alfredo Pérez Rubalcaba –entre ellos, Elena Valenciano y Díaz– tenía bien cogidas las riendas para pactar con el PP el déficit o el bono social.
Diferente ha sido la ofensiva sin cese de las plataformas de militantes. Algunos de ellos abrieron un local en la misma calle Ferraz con el nombre Recupera PSOE para reivindicar que la gestora ponía trabas a la afiliación, siendo denunciados por esta. Otros, como Congreso Ya, todavía exigen que en mayo se haya acabado todo. Estos mismos viajaron a Madrid el viernes para protestar contra un equipo interino que "debilita" al PSOE y que creen que tendría que terminarse. Su tesis es que, en caso de adelantamiento electoral, el partido tendría que estar provisto de líder. Pero si la legislatura depende de la gestora socialista, cómoda con los pactos que mantienen a Rajoy en el poder, es difícil pensar que haya elecciones.
Díaz sale a buscar apoyo
De fondo, la fecha del congreso se ha concebido como decisiva para señalar el próximo liderazgo del partido. Sánchez quedó desprovisto de visibilidad cuando decidió dejar su escaño para no abstenerse en la investidura del presidente a Rajoy. Por el contrario, empezó un viaje en coche por los territorios, con la esperanza de "recuperar" el socialismo, efectuando algunas apariciones con militantes en València y Santander. Apartado del enfoque mediático, los días le iban en contra para que el malestar de los suyos permitiera devolverlo al frente de la formación.
Pasados más de cien días, se desconoce si el antiguo líder mantiene las ganas de dar el paso al frente, pero algunos de sus antiguos fieles, como Mendia o César Luena (La Rioja) ya señalan a un tercero contendiente más neutral en el choque de posiciones: el exlehendakari Patxi López. Este ejerció el papel de mediador previo al comité del 23 de octubre, que destronó al antiguo secretario general, algo que le granjeó credibilidad.
Ante esa tesitura, Fernández siempre ha dicho que había que pensar con calma el proyecto de reconstrucción, no los nombres, alargando la fecha del cónclave. Tal vez porque después del golpe contra Sánchez empezó a extenderse la sensación que Díaz tenía dañada su imagen. Por tanto, los meses son necesarios para calmar las aguas, que Díaz vaya forjando aliados y afianzando su candidatura: así pasó cuando el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero le dio apoyo público o cuando el presidente el extremeño, Guillermo Fernández Vara, la defendió también. Por su parte, Díaz empezará la próxima semana una ronda en Castilla y León con militantes para sondearlos sobre las primarias.
Un PSC clave retrocede
La batalla por Ferraz no avanza con independencia del conflicto con el PSC. Iceta era un antiguo sanchista, aunque su posición ha ido retrocediendo en los últimos tiempos y se ha ido acercando a las tesis susanistas para garantizar la pervivencia del feudo catalán. "Siempre hemos sido fieles a todos los secretarios", decía el político catalán, tiempo después de encontrarse con la andaluza en Sevilla y garantizarle "neutralidad" en la carrera por la secretaría general.
La cuestión es que, en el marco de la reformulación de las relaciones entre ambos, una de las variables en juego era expulsar al PSC de los órganos de dirección. Eso también implicaría que no escogiera al secretario general, una prerrogativa de envergadura teniendo en cuenta que los catalanes suponen 18.000 militantes en el territorio. Nadie desconoce el hecho de que podrían ayudar a decantar la balanza entre Díaz y su futurible rival. Así y todo, Iceta quiere evitar todo daño posible y este viernes garantizaba que el PSC será pieza "clave" en la reconstrucción del PSOE y el cierre de las divisiones.