En Valencia se cierra filas. La monarquía no ha sido un debate al PSOE en más de cuarenta años. Y tampoco lo será ahora. Antes incluso de empezar el Congreso Federal del partido este viernes, Adriana Lastra ha querido aguar las expectativas de las propias Juventudes Socialistas. La vicesecretaria general y mano derecha de Pedro Sánchez en el partido ha recordado que este es un "debate histórico", pero también ha subrayado que "en cada congreso, el PSOE sale defendiendo la Constitución que nos llevó la libertad".
Se trata de las enmiendas que habían presentado las Juventudes Socialistas de Madrid, el País Valencià, las Baleares, Andalucía y Castilla y León. Estos textos a la ponencia del congreso del PSOE proponían la apertura de una comisión de investigación al Congreso de los Diputados sobre los tejemanejes del rey emérito Juan Carlos I, fugado en los Emiratos Árabes. Es la misma comisión que han pedido, de forma insistente, Unidas Podemos y las formaciones independentistas y soberanistas, y que siempre se ha encontrado con el veto del PSOE, el PP y la extrema derecha de Vox en la Mesa.
Desde la Feria de València, Adriana Lastra ha querido dejar claro que no prosperarán las iniciativas. "El PSOE es un partido que respeta el pacto constitucional de 1978, del que fuimos padres y del que somos garantes cada día, porque es el pacto que garantiza los derechos y libertades, y en base a este principio estamos trabajando sobre las enmiendas", ha defendido la vicesecretaria general socialista. Y ha concluido cualquier polémica: "Este es un debate histórico en cada congreso. Y en cada congreso el PSOE sale defendiendo la Constitución que nos llevó la libertad".
Cierre de filas con Sánchez
Será un congreso del PSOE a la búlgara, por aclamación, sin disensos. Paradójicamente, quien ha conseguido la pacificación del partido ha sido el valenciano José Luis Ábalos, hasta hace nada secretario de organización, que fue defenestrado del partido y del gobierno el pasado 10 de julio una vez cumplida su misión. El jaque mate en esta partida contra los críticos del partido llegó el pasado junio, cuando Pedro Sánchez consiguió cargarse a la reina: Susana Díaz. De pugnar por el control de Ferraz a salir derrotada en unas primarias andaluzas orquestadas por la misma secretaría general del PSOE. Ahora la expresidenta de la Junta descansa en el Senado, el cementerio de elefantes por excelencia. El cónclave de València servirá para cerrar filas con un líder consolidado. Ya nadie se imagina a otro secretario general.
Nuevo gobierno y nueva ejecutiva
El 40.º Congreso del PSOE busca lo mismo que la crisis de gobierno del 10 de julio: fortalecer el partido y engrasar la maquinaria de cara al 2023. Gobierno nuevo y dirección nueva. Ayer mismo Pedro Sánchez garantizó que agotaría los dos años que quedan de legislatura, y las elecciones generales probablemente se encabalgarán con las elecciones autonómicas —incluyendo Madrid— y las municipales. Algunas figuras ganarán peso dentro del partido, como Adriana Lastra o Santos Cerdán, y otros directamente serán apartados, como ya ha pasado con José Luis Ábalos. En clave de PSC, se prevé la salida de la ejecutiva federal de Núria Marín, alcaldesa de l'Hospitalet de Llobregat. Voces socialistas la ven tocada, con un caso de presunta corrupción que no tiene buena pinta. Su lugar podría ocuparlo la ministra Raquel Sánchez, uno de los nuevos activos del socialismo catalán y español. Eva Granados, recién aterrizada en Madrid para ser la portavoz del PSOE en el Senado, tendría que estar justamente por su nueva responsabilidad.