Pedro Sánchez se gusta en el papel de hombre de Estado. Encuentros con Mariano Rajoy, fotografías en la escalinata de Moncloa como jefe de la oposición, y socio preferente del Gobierno para marcar las líneas maestras de uno nuevo 155 ante el "carácter xenófobo" del president Quim Torra. Lejos de eso queda ya el discurso de la plurinacionalidad con que ganó a las primarias socialistas hace un año, y que pasaba por una reforma de la Constitución. Y es que la nueva estrategia de Ferraz es endurecer la línea contra el independentismo para relanzarse en las elecciones generales del 2020.
La constatación se produjo esta semana. Sánchez pidió reformar el delito de rebelión en el Código Penal y adecuarlo a los tiempos actuales –es decir, el procés. En segundo lugar, desde el PSOE se propuso legislar para que los cargos públicos "acaten la Constitución" cuando tomen posesión, algo que no hicieron ni Torra ni Carles Puigdemont en su momento. La estrategia, si bien, hacía días se venía gestando: el secretario general fue pionero en lanzar una gira para colocar el relato contra el proceso soberanista en el extranjero, ofensiva rematada con la carta enviada desde PSOE y PSC a los socialistas europeos para denigrar al actual president.
El hecho es que el giro llega en un momento en que el eje nacional cobra fuerza en el relato de la política española, donde Ciudadanos despunta por su carácter especialmente virulento contra el nacionalismo, avivando así la pugna con el Partido Popular por el electorado de derechas. Eso pasa en paralelo a la muy ligera caída en los sondeos de Podemos desde la aplicación del 155, medida que la formación morada llevó al Tribunal Constitucional, pese a las críticas de una mayoría de la prensa española. Finalmente, algunos analistas otean la posibilidad de un cambio en el sistema de partidos donde formaciones como el PNV, PDeCAT o ERC dejen de ser necesarias para la formación de Gobierno.
En ese sentido, fuentes socialistas atribuyen en cambio de estrategia a no hacer del conflicto "un tema de debate", en tanto que cuestión acuciante para el Estado. Eso permitiría, en primer lugar, "establecer un muro", comentan, ante aquello que califican como el "supremacismo" de Torra y su avance en la sociedad catalana. En segundo término, el cierre de filas con PP y Cs contribuiría a neutralizar un elemento que se sospecha que podría estar en auge, no haciendo diferencia con los otros dos partidos constitucionalistas. Además, eso acabaría de marcar la diferencia con la línea plurinacional de Podemos.
La cuestión es que la nueva estrategia tiene razón de ser en el campo demoscópico, un ámbito que se infiere preocuparía el nuevo spin-doctor de Sánchez –de quien se especula que le recomendó no hacer excesivas apariciones para hablar del procés durante los meses más tensos de la crisis, octubre, noviembre. Por una parte, los datos ilustran fugas de voto de PP y PSOE a Ciudadanos. De otra, hace tiempo que el PSOE empezó a retroceder en las regiones con nacionalismos periféricos: Galicia, Euskadi o Catalunya, donde las confluencias de la formación morada le ganan terreno.
Señor Torra, así no. Pase de las palabras a los hechos. No hay inconveniente en hablar, si su supremacismo se lo permite.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 19 de mayo de 2018
Tal vez se crea por encima de quienes son o piensan diferente. Pero ni usted, ni sus predecesores, ni sus socios están por encima de la ley. https://t.co/KWVqcMXdzT
Así las cosas, los golpes de volante del secretario general se han sucedido desde su elección en 2014. De presentar una bandera española gigante en un acto público, el socialista se pasó al cordón sanitario con ERC y PDeCAT en las negociaciones de su investidura en 2016 –si no renunciaban al referéndum, a pesar de los rumores de un presunto intento de gobierno "frankenstein"–, hasta la defensa de la plurinacionalidad sin derecho a decidir, incluso, ofreciendo una comisión territorial para reformar la Constitución, terminando por enfrentarse al president en tuiter, y llamarle "el nuevo Le Pen español".
Y en esa deriva errática sobre la concepción del Estado, desde el PSOE dicen ahora que "la segunda vez cuesta menos que el anterior", en alusión al nuevo 155 que se podría aplicar si la Generalitat desborda la legalidad. Eso supone un cambio trascendental respecto a la línea del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, artífice del Estatut tumbado en 2010 por el TC. Ironías del destino, Patxi López, quien se batía frente Susana Díaz y Sánchez por el liderazgo de Ferraz, ya avisó hace un año: "¿Pedro, pero tú sabes qué es una nación"?.