El "rasgo diferencial catalán" del PSC que el primer secretario Miquel Iceta venía reivindicando hace meses por haber votado 'no' en la investidura de Mariano Rajoy quedará suspendido por el nuevo protocolo de unidad ratificado este lunes por la gestora del PSOE y la ejecutiva de los socialistas catalanes.
Según el texto remitido por el PSC, en adelante será competencia exclusiva del comité federal la decisión sobre las investiduras a presidente del gobierno de España. Hasta la fecha era el consell nacional del PSC donde se ratificaba esta decisión del comité federal, pese a que la última vez contravino la voluntad expresa de Ferraz. "Las dos organizaciones reconocen al comité federal como único ámbito de decisión en relación con la investidura del presidente del Gobierno [español]", hace constar el texto.
En segundo lugar, será el PSOE el encargado de definir la posición de ambos "en los asuntos de naturaleza o relevancia constitucional, así como en aquellos cuya aplicación excede del ámbito territorial de Catalunya". Es decir, reformas de la Carta Magna, eventuales Estatutos de Autonomía, o incluso, el referéndum de autodeterminación. El portavoz de la gestora, Mario Jiménez, manifestó explícitamente en la rueda de prensa de este lunes que la medida era un elemento "transcendental" para devolver la tranquilidad en el seno de ambas organizaciones.
Preguntado por El Nacional sobre si no era una forma de limitar la autonomía de los catalanes, Jiménez justificó que el PSC participaría de los comités federales, de manera que allí tendría representación para co-decidir. "Es un mecanismo perfectamente respetuoso con cada una de las organizaciones, le permite aportar su visión diferenciada", dijo. La cuestión es que el partido catalán sería una minoría con voz poco significativa, que podría quedar sepultada.
El miembro de la gestora se justificó asimismo que ellos no tomaban las decisiones en relación con la política catalana. El hecho es que el protocolo explica también que el consell nacional será el órgano competente para designar al candidato a la presidencia de la Generalitat, cosa que no es nueva sino que ya era así en el protocolo de unidad de 1978. Tampoco es novedad que las dos organizaciones reconocerán este órgano "como único ámbito de decisión" en relación con la investidura en el Parlament.
Las alianzas post-electorales del PSC también serán motivo de revisión por parte del PSOE. "La celebración de acuerdos de gobernabilidad, la política de coaliciones, pactos y alianzas electorales será analizada y consensuada en la comisión de coordinación política PSOE-PSC" indica el protocolo. La medida podría minar asimismo la autonomía del primer secretario. Según el documento, la comisión servirá para "consensuar" las alianzas de los catalanes. Jiménez añadió que el consell nacional tomará su decisión, y más tarde será la comisión donde se hable la posición. Es decir, que el PSOE podría oponerse.
La creación de esta mesa de coordinación política, integrada por 4 miembros de cada partido, servirá también "en caso de que se produzca algún tipo de falta de acuerdo de las cláusulas de este acuerdo", o redimir otras cuestiones de relevancia política, comentó el portavoz. La medida bien podría venir motivada por un posible advenimiento de elecciones en Catalunya, donde los socialistas catalanes sean la espada de Damocles entre el bloque soberanista y el unionista.
Finalmente, el "censo" que se preveía para que los catalanes pudieran votar en las primarias en la secretaría general será automático. Como explicaba este diario, el PSC le dejará acceso al PSOE, pero no control. Los militantes no se tendrán que inscribir, sino que sólo tendrán que manifestarse en caso que no quieran estar allí. Todo ello sirve para protegerlos, en virtud de la ley de protección de datos. Según datos actualizados, son 14.000 los afiliados que podrán votar por parte de Catalunya, ya que están al corriente de pago, requisito indispensable.
El partido español decide establecer de esta forma una línea de separación absoluta entre los ámbitos políticos Catalunya y Madrid, pero con una desviación de poder para Ferraz. Si bien, Jiménez descartó que hayan ganado el pulso a Nicaragua, como se quejó, sino que estarían buscando un "proyecto compartido" para "fortalecer el diálogo y el acuerdo", zanjó sobre un conflicto que se alargaba hacía meses.