No todos los partidos constitucionalistas han dado apoyo a la propuesta del gobierno español para modificar el modelo de inmersión lingüística en Catalunya aprovechando la aplicación del artículo 155 de la Constitución. El PSOE, con cierto retraso, ha seguido la línea del PSC y se ha opuesto a tocar el modelo educativo catalán. Carmen Calvo, número cuatro de los socialistas, ha asegurado este viernes que la decisión de modificar la ley de Educación no pertenece al Ejecutivo de Rajoy, sino al Parlament de Catalunya y al Govern. En este sentido ha sentenciado que el 155 no tiene competencias para cambiar ninguna ley ni tomar ninguna decisión de esta magnitud, simplemente ha de servir para "garantizar las circunstancias cotidianas de la vida en Catalunya". También ha añadido que el PSOE siempre ha defendido el modelo de inmersión lingüística desde el Congreso y que las lenguas cooficiales del Estado, como el catalán o el euskera, son una riqueza para España.

Por otra parte, el Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, se ha puesto en contacto con el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, para transmitirle su intranquilidad sobre la propuesta en cuestión. Hecho que sostuvo ya ayer a la portavoz del PSC en el Congreso, Meritxell Batet, quien dijo este jueves que su partido nunca ha defendido la idea de "segregar niños y niñas por cuestiones de lengua".

Desde La Moncloa, el mismo ministro de Educación y, al mismo tiempo, portavoz del gobierno español, Méndez de Vigo, ha reafirmado hoy la intención del ejecutivo de Rajoy de imponer el castellano de Catalunya, aunque no ha dejado claro de la manera en que lo quieren llevar a cabo. Unas palabras que no acaban de cuadrar con el que dijo este jueves el delegado del gobierno español en Catalunya, Enric Millo, quien aseguró que incluir el castellano como lengua vehicular no implicaría una exclusión del catalán en las escuelas catalanas.

Por último, Carmen Calvo, también ha reclamado al bloque independentista que "mueva pieza" y forme Govern lo más rápido posible, y ha asegurado que están jugando a un juego "incomprensible e insostenible".