La manera de ver y vivir los pueblos y ciudades ha cambiado. Las administraciones piensan en espacios seguros, de movilidad sostenible y para los peatones. En esta manera de plantear las ciudades reside el doble objetivo de la seguridad y la sostenibilidad. Y así está pensado en el nuevo Plan de Seguridad Vial 2021-2023 que aprobó el Govern el martes y que el Servei Català de Trànsit ha presentado esta semana.
Entre los objetivos del plan está la visión cero y la reducción de la accidentalidad con una atención especial a las personas y, sobre todo, a los colectivos vulnerables. Y es en esta visión centrada en los peatones que se quieren desplegar en tres años una serie de acciones que conducen a una ciudad más amable. El Govern prevé más espacio para los peatones e itinerarios accesibles, la protección de zonas sensibles en el entorno escolar mediante la redacción de un dosier técnico sobre entorno e itinerarios escolares, espacios seguros y de movilidad activa y sostenible, y la reducción de la contaminación acústica.
Entre las acciones por desarrollar hay "extender las islas de peatones". Una medida que en Barcelona se ha avanzado con las supermanzanas. A pesar de las críticas, el proyecto de Ada Colau va un paso por delante y de lado con las políticas de las principales ciudades de Europa.
Y preguntado al respecto, el director del Servei Català de Trànsit, Ramon Lamiel, no niega que las supermanzanas de Colau están en la línea que lo que a partir de ahora desarrollará el Govern de la Generalitat y añade otros ejemplos, como el de Tarragona, que coge la idea de Pontevedra, que ha cerrado todo su centro histórico al tráfico. "Cada ciudad piensa en su movilidad", dice Lamiel, sobre los diferentes tipos de islas de peatones.
Las islas de peatones, según un estudio del Instituto de Salud Pública de Barcelona, publicado este mes de septiembre, están contribuyendo a prevenir enfermedades cardiovasculares y respiratorias, la diabetes, la obesidad, el cáncer, la depresión y la ansiedad y mejoran las relaciones sociales. También suponen ganar tranquilidad, calidad del sueño y reducción del ruido, y según el estudio, hacen que aumente la movilidad sostenible. Además, consiguen que disminuya la contaminación.
Encontrar el equilibrio entre los peatones y el tráfico es uno de los retos de las administraciones. Y minimizar sus efectos contrarios, otro. Porque a menudo, allí donde hay una zona peatonal, se incrementa el tráfico en las calles del entorno. El otro punto débil es el impacto inicial que provoca la pacificación de ciertas zonas y el rechazo frontal de los comerciales por el miedo a perder clientes que no pueden aparcar cerca de sus establecimientos.
Pero hay experiencias que dan la vuelta a la situación. Como las sillas de mimbre de Granollers que los mismos comerciantes empezaron a sacar a la calle para hacerla peatonal, recuperando la tradición de pueblo de sentarse al fresco. Finalmente se acabó cerrando al tráfico la vía, que se ha convertido en una de los principales ejes comerciales de la ciudad. O Badalona, que la presión de las entidades vecinales acabó promoviendo un entramado de direcciones imposibles en las principales calles del centro que desmotivaron el uso del coche. Ahora prácticamente todo es para peatones y las calles dedicadas al comercio también han crecido.
Otro reto a alcanzar durante los tres próximos años es liberar de presión aquellos municipios que están atravesados por una carretera. El Servei Català de Trànsit trabaja en la pacificación de las carreteras traveseras para reducir, también, la accidentalidad. Entre las medidas que se prevén implantar en los próximos tres años está el incremento de las plataformas únicas y las zonas 30.
Para hacerlo posible, el Departamento de Interior dotará económicamente los planes locales de movilidad y seguridad vial que ya tienen el 90% de los municipios de todo el territorio.
Las mujeres, los hombres y los accidentes
Por primera vez se han analizado los datos de accidentes con perspectiva de género. De 6 millones de multas, se han detectado 1.600.000 reincidentes. La proporción de las conductas temerarias respecto a hombres y mujeres se dispara hasta 7 en el caso de los hombres. 473.000 hombres han sido multados por excesos de velocidad y por conducir bajo los efectos de drogas y alcohol. Las mujeres, en cambio, superan 10 veces a los hombres con respecto a infracciones administrativas. Hay 5.000 mujeres que han tenido que pagar una sanción por no llevar el carnet de conducir, o llevarlo caducado, o no tener los papeles del coche en regla.
Con respecto a los accidentes, los hombres tienen el 57% del total y las mujeres el 43%. En el caso de los accidentes mortales, el 80% son provocados por hombres al volante y el 20% por mujeres. A partir de estos datos, el Servei Català de Trànsit quiere hacer pedagogía y campañas específicas.
Las nuevas tecnologías en la gestión de la accidentalidad
El Plan de Seguridad Vial (PSV) 2021-2023 prevé implementar avisos en paneles informativos para anunciar el paso de ciclistas en túneles, la incorporación de vehículos en vías de alta capacidad o el cruce de fauna salvaje en las carreteras. También se prevé aplicar la tecnología para la detección de conductores sin cinturón o que usen el teléfono móvil mediante cámaras inteligentes, o el uso de drones para avisar de retenciones o incidencias, entre otros. Además, se quiere que los Mossos d'Esquadra hagan controles de alcoholemia a todos los conductores que paren, sea por el motivo que sea. De esta manera se prevé reducir un 15% las víctimas mortales en 2023 respecto del 2021 y un 50% en 2030.
El plan aprobado por el Govern este martes se marca también el objetivo de reducir un 12% los heridos graves. Contempla otros objetivos concretos, como reducir un 18% los niños fallecidos, un 12% las víctimas mortales de atropellos, un 6% los ciclistas muertos y heridos graves, un 3% las muertes entre personas mayores, un 6% las víctimas mortales y heridos graves entre motoristas y un 6% las muertes en trayectos laborales e in itinere.
El director de Trànsit, Ramon Lamiel, explica que el objetivo de reducir la siniestralidad y las víctimas se tiene que conseguir desde varias vías, y una de ellas es la aplicación de las nuevas tecnologías. Así, se está estudiando cómo se puede avisar a los conductores de vehículos de la presencia de ciclistas en túneles, como hacen Andorra y Francia. Se podría hacer con un detector de paso en tierra o un pulsador que tendrían que apretar los ciclistas, cosa que activaría señales luminosas para los conductores.
La misma filosofía se aplicará en las vías donde normalmente cruza fauna salvaje como jabalíes y corzos: detectores de infrarrojos activados por los animales pondrían en marcha señales luminosas para los vehículos. Un sistema parecido se podría implementar en las incorporaciones de carreteras locales en vías de alta capacidad. El paso de un vehículo por la vía local se avisará por un panel luminoso en los vehículos que vienen por la autovía. El primer punto donde se probará será la C-17 en Centelles (Osona).
También se utilizaría tecnología similar para tener y dar más información a los conductores del Eje Pirenaico, inicialmente en el tramo entre Puigcerdà y la Seu d'Urgell, sobre todo en momentos de temporales meteorológicos como grandes nevadas. Se pondrían cámaras y radares para tener más información y paneles informativos.
Controles y formación
Otro tipo de tecnología será el uso de drones para recibir y dar información sobre incidencias y retenciones en vías. Los aparatos voladores no llevarán radares para multar excesos de velocidad, pero sí cámaras para informar al servicio de control del tráfico. Las cámaras fijas ya instaladas o las que se instalen en el futuro podrían incorporar un software, que está probando el CTTI, para detectar pasajeros que no lleven el cinturón de seguridad puesto o conductores que manipulen el teléfono móvil. Los helicópteros de Trànsit todavía están tramitando los permisos para incorporar radares.
Además, los Mossos d'Esquadra, que aprovecharán los peajes para situar más controles, podrían hacer pruebas de alcohol y drogas a todos los conductores, sea el motivo que sea por el cual han sido parados. Para las motos se prevé que puedan utilizar el futuro carril BUS-VAO de la B-23 y el actual de la C-58, y se ampliará la prueba piloto de señalización horizontal del trazado en carreteras muy utilizadas los fines de semana por los motoristas, como ya existe cerca del pantano de Foix.
También se quiere crear un grado superior de FP de técnico de seguridad vial, que permitiría trabajar como técnico en un ayuntamiento o ser profesor de autoescuela. En otros lugares del Estado ya existe esta formación y ahora Trànsit y el Departament d'Educació estudian cómo ponerla en marcha el próximo curso 2022-2023.
Trànsit también ha analizado 6 millones de multas de los últimos años. De estas, 1,6 millones son de conductores reincidentes. Aunque los hombres representan el 57% de los conductores, representan el 60% de los accidentes, el 70% de las víctimas graves y el 80% de las mortales. Por eso, Trànsit también se plantea la posibilidad de hacer campañas de concienciación dirigidas directamente a los hombres. Sobre el tipo de sanciones, los hombres tienen siete veces más multas por exceso de velocidad, drogas y alcohol, mientras que en las mujeres predominan las sanciones por cuestiones administrativas.