El Rey Felipe VI clausuró este jueves la Conferencia de Embajadores 2024, que durante dos días ha reunido a los jefes de misión del estado español en todo el mundo en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, que dirige José Manuel Albares. La conferencia ha contado con la participación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que presidió la inauguración, además de los ministros de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo; Industria y Turismo, Jordi Hereu; Interior, Fernando Grande-Marlaska; y la ministra de Defensa, Margarita Robles. La conferencia contó también con la presencia de los exministros Héctor Gómez y Miquel Iceta en calidad de nuevos representantes de España ante la ONU en Nueva York y la Unesco en París, respectivamente, en medio del malestar que existe en el cuerpo diplomático por los últimos nombramientos de políticos para ocupar posiciones como embajadores en el exterior o cargos de representantes en organismos internacionales, que tendrían que estar reservados a los miembros de la Carrera Diplomática, mucho mejor preparados y con experiencia internacional. España tiene 130 embajadores acreditados en todo el mundo y ante los organismos internacionales. Durante la primera jornada de la Conferencia, el ministro Albares emplazó a los embajadores a defender el catalán, el gallego y el euskera en los países donde están presentes.
Felipe González, el que más nombró
Las puertas giratorias siempre han existido. Son una manera de recolocar a un político que ha dejado de tener un cargo para que siga teniendo un trabajo, incluso, en la mayoría de los casos, mejor pagado que cuándo realizaba un servicio público. Habitualmente los políticos que pasan estas puertas lo hacen para ir a la empresa privada, pero en los últimos años se ha hecho una costumbre que los políticos ocupen posiciones como embajadores en el exterior o cargos de representantes en organismos internacionales. Desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno hace cinco años, ha nombrado, hasta ahora, a nueve políticos como máximos representantes en las embajadas en el exterior o ante los organismos internacionales. Su predecesor socialista en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero, designó a doce políticos para hacer tareas de diplomáticos en ocho años. Felipe González, que estuvo trece años al frente del Ejecutivo, nombró a diez políticos afines. En el caso de los presidentes del Partido Popular, Mariano Rajoy y José María Aznar, durante los cerca de 15 años que estuvieron al frente de los gobiernos del PP, hicieron tres y dos designaciones políticas, respectivamente.
Ximo Puig puede ser el próximo
Además de Miquel Iceta como embajador de España ante la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Héctor Gómez (ONU), Sánchez también nombró a dedo a Carmen Montón (como representante ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, Manuel Escudero (Organización para la Cooperación y Desarrollo económico, OCDE), Isabel Celáa (embajadora en la Santa Sede y Malta), Ángel Martin Peccis (embajador en Cuba), Àngel Ros (exembajador en Andorra), Andrés Perelló y José Manuel Rodríguez Uribes (ex Unesco). El décimo puede ser Ximo Puig, que suena como futuro embajador jefe de la Delegación Permanente de España delante de la OCDE, cargos que ya ejercieron Manuel Escudero y el exministro del PP José Ignacio Wert. Un cargo remunerado con un sueldo de 130.000 euros anuales y casa en París. Puig anunció a mediados de diciembre que deja el liderazgo del PSOE valenciano, que durante este primer trimestre del año tiene que convocar un congreso extraordinario por designar la nueva dirección del grupo socialista en el parlamento autonómico, que todo apunta que recaerá en la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. Puig opta a un retiro dorado en la OCDE, aunque otra opción para él puede ser su inclusión en la lista para las elecciones europeas del próximo mes de junio.
Preocupación entre los diplomáticos
Pero han sido las últimas designaciones de Sánchez, las de Miquel Iceta y Héctor Gómez como embajadores de España en la Unesco en París y en la ONU en Nueva York, respectivamente, lo que indignó a la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), asociación que representa el 70% de la carrera diplomática, que el mes de diciembre pasado difundió un comunicado expresando su "preocupación y disconformidad" ante este tipo de nombramientos. Dos puestos, además, "especialmente técnicos y sensibles, sobre todo en la actual coyuntura geopolítica", a los cuales "tradicionalmente acceden diplomáticos de contrastada valía profesional en el ámbito de las relaciones internacionales y, especialmente, en el complejo mundo de la diplomacia multilateral", según decía el comunicado.
En la renovación de la cúpula del Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación para la nueva legislatura, que se aprobó en el Consejo de Ministros del pasado 19 de diciembre, también destacó el nombramiento de la diputada socialista Susana Sumerzo, persona de confianza de Pedro Sánchez y el ministro José Manuel Albares, como secretaria de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, en sustitución del diplomático Juan Fernández Trigo, que asumió la embajada de Portugal.