La presión del ejecutivo español y su disposición a hacer lo que haga falta para detener el procés empieza a articular un discurso inquietante, en opinión del president, Carles Puigdemont. "¿Qué quiere decir que está dispuesto a todo? Porque todo es todo. ¿Está dispuesto el gobierno español a usar la fuerza contra Catalunya?", ha preguntado el president.
"¡Basta ya de jugar con esta ambigüedad, de flirtear con los confines, las costuras, del sistema democrático!", ha reclamado después de asegurar que cuando se escuchan estas declaraciones y se repasa la tradición española es cuando aparece la inquietud.
Puigdemont ha hecho esta referencia a preguntas del presidente del grupo de JxSí, Jordi Turull, que ha advertido que estas declaraciones apuntan la disposición del Estado a usar la fuerza y crea un ambiente favorable a este escenario tildando de "golpistas" a los impulsores del procés. "Los que no paran de golpear la democracia tienen la osadía de decir que somos golpistas los que queremos poner las urnas", ha advertido pidiendo al president si esta presión disuade al Govern de la voluntad de convocar el referéndum.
"¡Nos anima!"
"No. De hecho, nos anima. Viendo el panorama incluso los que no son partidarios de la independencia tienen ganas de superar el Estado español", ha replicado el president, que ha recordado las declaraciones del juez Elpidio Silva y del periodista Ernesto Ekaizer en la comisión de investigación sobre la Operación Catalunya que trabaja en el Parlament.
Ante las protestas y las ironías que su intervención ha provocado en los escaños de PP y Ciutadans, Puigdemont ha remachado: "Nosotros votaremos y decidiremos y ese día si quieren pueden seguir riendo, pero ese día quien se reirá de felicidad y esperanza será el pueblo de Catalunya que habrá podido decidir su futuro libremente y pacíficamente".
En este sentido, ha emplazado "a todo el mundo que se sienta demócrata" aunque no sea independentista a distinguir entre el campo de la democracia y el de la no democracia.
Preludio del totalitarismo
También la CUP ha interrogado sobre las amenazas del Estado durante la sesión de control en el Govern, y en particular sobre los ataques que el ejecutivo español dirige a los cupaires. La diputada Gabriela Serra ha advertido que "la barra libre de la estigmatización, criminalización, satanización forma parte de cualquier manual discursivo de contrapropaganda para reprimir los espacios políticos disidentes, pero también son augurios persecutorios". "Sabemos muy bien como empieza pero no como acaba", ha advertido pidiendo que no se banalicen las amenazas y acusaciones porque eso puede equivaler a banalizar el mal "y entonces todo valdrá".
El president ha admitido que la "criminalización del adversario es el preludio del totalitarismo" y que "harían bien los demócratas de todos los lados en empezar a preocuparse".
Puigdemont ha negado que su gobierno sea prisionero de la CUP como demuestra el hecho de que aunque día tras día les han pedido "en estéreo" que pongan fecha y pregunta al referéndum, el ejecutivo todavía no lo ha hecho y han seguido su programa. "El Govern tiene su programa aprobado por este Parlament y lo cumple peti qui peti, se ponga nervioso quien se ponga nervioso, de un lado o de otro", ha remachado.