La semana pasada fue el turno de los presos, este martes ha sido el de los exiliados. Después del expresidente Carles Puigdemont, ha sido el exconseller Lluís Puig quien ha podido intervenir en la comisión de investigación del 155 para explicar cómo afectó la supresión de la autonomía en su departamento. En este sentido, Puig ha lamentado el "mal" que el 155 hizo en el mundo de la cultura, la lengua catalana y el patrimonio y ha alertado de que generó todavía más "incertidumbres" e "inseguridades" añadidas en un mundo ya muy sensible.
Concretamente, Puig ha asegurado que la aplicación del 155 provocó "el espolio de las obras de arte de Sixena" y ha lamentado que se hiciera "una guerra sacrosanta que todavía no ha acabado". En este punto, ha criticado que se haya creado una "frontera" artificial entre Lleida y Sixena con el desplazamiento de las obras y ha lamentado tanto que hayan bajado las visitas como también que el estado de conservación de las piezas "se haya deteriorado enormemente".
Durante la comparecencia también ha asegurado que la supresión de la autonomía afectó de forma "inmerecida" al Consorcio de la Normalización Lingüística y paró algunas inversiones en cultura importantes como unas obras en la Seu Vella de Lleida, la construcción de una biblioteca en Sort o los archivos comarcales de la Alta Ribagorça.
"Quisimos evitar la imagen de Madrid dirigiendo la cultura catalana"
Sin embargo, Puig ha querido dejar claro que durante la aplicación del 155, y aunque él se exilió en Bélgica después de la DUI, siguió en contacto con el departamento, a través de la secretaria general. En este sentido, también ha querido dar las gracias a todos los trabajadores de la conselleria que estuvieron trabajando durante este tiempo y ha recordado que "nadie" pidió dimitir antes del 27-O, tal como se les ofreció, y que le expresaron todo su "apoyo".
Además, ha avisado de que aunque la supresión de la autonomía paralizó por sí sola algunas inversiones o políticas que ha defendido que hicieron daño a la cultura catalana, también ha avisado de que todas aquellas reuniones o políticas que podían esperar algunos meses se pospusieron voluntariamente desde la conselleria. "Quisimos evitar la imagen de Madrid dirigiendo la cultura catalana", ha defendido el exconseller.
Con todo, Puig ha hecho una encarnizada defensa de la cultura, asegurando que "es la opción política más revolucionaría a largo plazo" y que "sobrevivirá a al política y a los políticos", y ha defendido aumentar el presupuesto público al 3%, lo que supone invertir 100 euros por habitante y "asimilarlo al resto de Europa".
La comparecencia ha acabado con un reproche al PSC por no haber haber asistido a la comisión a "hablar de cultura". Puig se ha mostrado emocionado para poder volver al Parlament, aunque de manera virtual, y ha agradecido la presencia de los diputados así como de la actual consellera, Mariàngela Vilallonga y de su esposa e hija que le han apoyado desde el público.