Nuevo capítulo de insultos de la prensa española contra el president Carles Puigdemont. Tras desbancar a Marta Pascal de la dirección del PDeCAT, los diarios de Madrid no han tenido ningún problema en sumar un episodio más de duras críticas contra el soberanismo y, mientras cargan contra el movimiento de Puigdemont, también aplauden que la "división" que se ha hecho visible este fin de semana en el PDeCAT será, al final, "mejor para el constitucionalismo y el Estado".
Eso sí, en los grandes rotativos españoles, les cuesta disimular su preocupación por la "debilidad" que consideran que tiene el gobierno de Pedro Sánchez ante el "desafío soberanista", así como el hecho de que todo acabe quedando en manos de los "ultras" de Puigdemont y el president Quim Torra.
Y es que ahora, según su punto de vista, el president en el exilio tiene toda Catalunya en sus manos: la dirección del Govern, del ejecutivo del PSOE y, ahora también, la del PDeCAT. Y eso, aunque lo intenten disimular, provoca cierto temor entre el constitucionalismo y el unionismo.
Talante caudillista
Bajo el título "Puigdemont, caudillo separatista", La Razón se queda a gusto en su editorial de hoy soltando que la asamblea del PDeCAT "evidenció que es el nulo poso democrático de Carles Puigdemont y, en general, del movimiento separatista".
Cargando contra el president en el exilio, los de Francisco Marhuenda consideran que el movimiento de Puigdemont solo daba dos opciones: "U obediencia plena o el abismo", al mismo tiempo que subrayan que "pretendía con ingenuidad de colegial preservar una cierta autonomía política respecto de un referente que se esconde a miles de kilómetros y que no vive el día a día de la realidad catalana".
Además, tratan a Marta Pascal de títere por ser "incapaz de sortear la presión de Puigdemont, Torra y los exconsejeros presos y sucumbió a la tarde de cuchillos largos que el Gran Hermano independentista había orquestado para que no saliera con vida política de allí".
Según su punto de vista, "su balance es tremendo por fatídico y cuando con perspectiva se valore su hoja de servicios a los ciudadanos de Catalunya se constatará su nefasto papel y su traición al bienestar y prosperidad de todos", motivo por el cual consideran que Puigdemont es "el peor y más mediocre empleado público de los catalanes y que ha fracturado la sociedad, ha dinamitado la unidad con ERC y las entidades cívicas independentistas y lleva camino, a poco que le dejen, de mandar el espacio convergente al sueño eterno".
Con todos estos argumentos bajo el brazo, se toman la libertad de soltar que el president en el exilio desprende un "ya inconfundible e indisimulable talante caudillista, sin respeto alguno a más reglas que las que él impone y con absoluta falta de piedad política para cercenar toda voz disidente".
Eso sí, al terminar su editorial aplaude que "cuanto peor para los enemigos de la libertad y la democracia, mejor para el constitucionalismo y el estado de derecho", mientras celebran que el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, "se refiriera ayer a Puigdemont como un 'caudillo'" y le acusara de "romper" el PDeCAT, "la única posibilidad que apostaba por el diálogo" porque, a su juicio, "puede ser una declaración aislada o el regreso a un discurso de unidad con los constitucionalistas". Por eso, terminan soltando que "nada puede merecer la pena si el precio es ir de la mano con ultras como Puigdemont y Torra".
Una DUI en el PDeCAT
El País vuelve a la carga en su editorial de hoy, que bautiza como "Un PDeCAT radical", donde pone encima de la mesa que Puigdemont "envalentonado por las decisiones judiciales a su favor de los últimos días [...] ha tomado este fin de semana el control casi absoluto del Partit Demòcrata Català".
Según su punto de vista, esto es "preocupante [...] por los escollos que añade a la indispensable distensión que se necesita para superar el clima irrespirable que ha dejado el fallido proceso independentista", así como "para intentar que todo el independentismo cierre filas en torno a su figura y vuelva a apostar por la fracasada vía unilateral".
Y no solo eso. También consideran que esto "busca empobrecer la pluralidad política en Catalunya en tanto que quiere eliminar siglas de partidos y fiarlo todo a la carta del hiperliderazgo mesiánico de personas que, como Puigdemont, sufren evidentes limitaciones legales para ejercer como responsables políticos en España".
Tras criticar que el independentismo no tiene más "agenda económica o social más allá del victimismo ante Madrid", el diario citado emplaza al soberanismo a "decidir de una vez si da voz a quienes se sienten comprometidos con la necesidad de salir del atolladero en el que les ha metido el procés y admiten que en Catalunya no existe ni ha existido nunca una mayoría social partidaria de la secesión unilateral".
Asaltar los cielos
Mientras, El Mundo, bajo el título "Sánchez, en manos de Puigdemont", tratan al presidente del Gobierno como un rendido al president en el exilio y lo describen como "si de una comedia negra se tratara" porque, subrayan, "el político que puso en jaque al estado de derecho con un golpe para acabar con España [...] tiene la llave para hacer implosionar cuando le plazca al Gobierno de la nación".
Según su punto de vista, el congreso del PDeCAT "se ha cerrado con el peor resultado de los posibles para Sánchez" porque, aseguran, Puigdemont "ha conseguido que el partido [...] se vaya a disolver como un azucarillo en el movimiento independentista con el que el mesiánico expresidente pretende asaltar los cielos".
Eso es lo que faltaba para poner la guinda al pastel porque ahora, y siempre a parecer del diario citado, Puigdemont "ya controlaba la Generalitat a través de Torra [...], tiene secuestrada la política catalana [...] y ahora se hace también con las riendas del PDeCAT para ponerlo a su servicio personal, y eso incluye un control mucho más férreo de los ocho decisivos diputados en el Congreso, cuyos votos son imprescindibles mientras dure la legislatura para que Sánchez pueda aprobar cualquier medida".
Este hecho ha conllevado que ahora "España se encuentre en un estado de excepcionalidad política difícil de digerir" y, justamente por eso, se lamentan de que "al Gobierno le va a resultar difícil contentar mucho tiempo con señuelos a unos socios a los que solo les sacia lo imposible, máxime cuando su cabecilla no tiene ya nada que perder".
Fractura radical
ABC, de su lado, que abre su portada con la victoria de Pablo Casado, sí que dedica distintos artículos al congreso del PDeCAT. En uno de ellos, que titula "Presidir de forma vicaria", critican que David Bonvehí sea el "encargado de pilotar el PDeCAT bajo la tutela de Puigdemont" y pone encima de la mesa que "en 2017 se filtraba una grabación suya en la que no descartaba que el PDECat apostase por un candidato 'autonomista' si el proceso acababa mal, a la vez que lamentaba que su partido fuese más radical que la CUP o ERC. Ductilidad política".
En otro articulo cargan contra Puigdemont por "mandar en un PDeCAT más fracturado y radicalizado" y denuncian que "la toma de control del partido por parte de Puigdemont tendrá también otra derivada en clave de política nacional, en tanto que el expresidente querrá poner el grupo del PDeCAT en el Congreso –de perfil más pragmático, nada puigdemontista, como se vio en su apoyo a la moción de censura– en sintonía con su proyecto".