El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha acudido este jueves por la tarde en la recepción de la apertura del Consulado Honorario de Israel a Catalunya, que ha tenido lugar en el ICAB. Se trata del acto que da por reabierto el consulado honorario de Israel en Barcelona después de 19 años sin representación diplomática en la ciudad.
El acto, a puerta cerrada, ha contado con la presencia del presidente y también el nuevo Cónsul Honorario de Israel, Josef David Sánchez-Molina. En su parlamento, el presidente ha celebrado el nuevo consulado y ha asegurado que espera que en el futuro este rango, ahora honorario, se incremente.
El bloqueo de Margallo
La reinauguración de este consulado honorario llega tarde. De hecho estaba prevista para el mes de enero del año 2016, pero se retrasó por la falta de los permisos diplomáticos que tenía que dar el gobierno español. El hecho de que el ejecutivo de Mariano Rajoy estuviera en funciones durante 315 días retrasó las conversaciones y no permitió la firma de la autorización. A eso, sin embargo, se sumó también el bloqueo del ahora ya exministro de Asuntos exteriores, José Manuel García Margallo, que quería frenar la presencia de diplomáticos en Catalunya en pleno proceso soberanista.
Israel ya abrió un consulado honorario a Barcelona en 1994, ocho años después de que el Estado español estableciera relaciones diplomáticas con Israel. El cónsul fue David Melul Benarroch, hasta que terminó el año 1997. Desde entonces no había consulado israelí en Barcelona.
El consulado de carácter honorario representa un nivel diplomático inferior al de consulado regular, y una ausencia de inmunidad diplomática. Pero sin embargo, la apertura representa un primer paso de establecer relaciones diplomáticas en la ciudad, como tienen los principales países. Barcelona es la quinta ciudad del mundo -no capital de Estado- con más consulados, a causa del peso económico y la situación geopolítica, después de Hong Kong, Nueva York, Los Ángeles y Hamburgo.