El president, Carles Puigdemont, ha afirmado en la Universidad de Copenhague, en una sala llena hasta los topes, que si los catalanes no pueden escoger libremente su gobierno, significará que no hay democracia en Catalunya, "que votar es inútil". No solo eso. Ha advertido que con el conflicto entre Catalunya y España y con la reacción autoritaria del Estado ante el referéndum del 1 de octubre "está en juego la democracia en toda Europa". "La sombra de Franco todavía es alargada en España", ha denunciado en una intervención muy contundente en que ha tildado de vengativa la respuesta del Gobierno de Mariano Rajoy.
Puigdemont ha llegado esta mañana a la capital danesa en un vuelo desde Bruselas a pesar del riesgo de que la justicia española cursara una euroorden de detención. De hecho, la fiscalía general del Estado ha pedido la orden una vez se ha comprobado policialmente que el president estaba en Copenhague, pero el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena lo ha desestimado. El president se ha trasladado a Dinamarca desde Bruselas acompañado del empresario Josep Maria Matamala.
En medio de una gran expectación mediática, política y académica, el president ha seguido con el programa previsto y ha podido intervenir en el debate universitario al que había sido invitado bajo el título Catalunya y Europa en un encrucijada para la democracia?.
El acto se ha presentado en un aula con capacidad para 250 personas, desbordada, con gente sentada en las escalas y por el suelo. Algunos lo han tenido que seguir desde el exterior. Muchos catalanes, también periodistas de diferentes países, y algunos ciudadanos españoles descontentos con el procés. Y muchos estudiantes.
El líder de Junts per Catalunya, que precisamente ha sido propuesto la mañana de este lunes como único candidato a la investidura por el presidente del Parlament, Roger Torrent, se ha expresado de manera contundente: "No nos rendiremos ante el autoritarismo", ha dicho, asegurando que pronto se formará un nuevo gobierno independentista. Con todo, aunque se le ha pedido durante el acto no ha aclarado cuándo volverá a Catalunya para tomar posesión del cargo.
Puigdemont, de pie y tras un cartel en que se le presentaba como 130 president de la Generalitat, ha iniciado su intervención agradeciendo el recibimiento en Dinamarca, país con el cual enseguida ha comparado Catalunya: "Queremos convertirnos en una Dinamarca del sur", ha resumido gráficamente. El president, que ha recordado la victoria independentista en las elecciones del 21-D ha pedido el fin del artículo 155, que ha tildado de "eufemismo de estado de excepción" y "desgracia para la democracia", no sólo en Catalunya sino en toda Europa.
Los fracasos de la UE
El president se ha mostrado muy crítico con la política que ha seguido Europa hacia Catalunya. "No podemos cerrar los ojos a los fracasos de la UE", ha dicho, señalando que hace falta más integración comunitaria pero vinculada a "más democracia". "Lo que está pasando en Catalunya es tan decisivo para el futuro de Europa como el Brexit", ha advertido. Puigdemont ha censurado el apoyo de la Comisión Europea al gobierno de Mariano Rajoy, porque, a su parecer "ha legitimado más la fuerza y las amenazas judiciales" contra el independentismo catalán.
El político gerundense ha recordado que Copenhague ha reconocido el derecho de autodeterminación a dos de sus territorios: Groenlandia y las Islas Feroe. "Dinamarca demuestra que entiende la democracia como la mejor manera de empoderar a las personas", ha dicho.
El president ha abordado el referéndum catalán del 1 de octubre confesando "el error" de haber pensado que en la Europa del siglo XXI el Estado español no actuaría con violencia ni violaría los derechos fundamentales. "Nos equivocamos", ha dicho, para repasar después los efectos de la represión: desde los políticos encarcelados y "tratados como terroristas" hasta su propio exilio y el de los consellers establecidos en Bruselas para evitar la prisión preventiva.
Revancha de España
No sólo eso. Ha denunciado que los dirigentes detenidos están encarcelados a más de 600 kilómetros de su casa, contraviniendo la normativa europea en este punto. "Eso no es justicia, es revancha", ha clamado.
"El problema fundamental es que España no reconoce Catalunya como nación, como sujeto político", ha dicho. También ha recordado que el autogobierno catalán es previo a la Constitución española y ha puesto de relieve que 9 de los 11 presidentes de la Generalitat del último siglo "han sido destituidos, encarcelados, exiliados o ejecutados". El president ha insistido en que "es hora de negociar", pero que la solución no tiene que ser "penal" sino "política".
La audiencia no ha escondido, de manera mayoritaria, las simpatías hacia Puigdemont, pero no así los dos ponentes que han participado con él en el debate, dos profesores de la misma universidad, que han expresado críticas al president y a la gestión del procés.
El profesor de ciencias políticas Christian F. Rostboll ha advertido que no hay democracia sin fronteras y que la forma de "política identitaria que no cede es populismo", por lo cual ha insistido en pedir Puigdemont si es posible abrir una negociación.
Ante esta intervención, el moderador del acto ha interrogado directamente a Puigdemont si es populista. "¡No!", ha replicado. "En Catalunya lo que queremos es expresar nuestra voluntad con las herramientas democráticas. No tiene nada que ver con el populismo", ha puntualizado además de recordar la voluntad de su Govern de negociar no sólo la fecha y pregunta de un referéndum sino también la posibilidad de que este se celebre en toda España, como "una solución o una propuesta como punta de partida"
La última a intervenir ha sido la profesora Marlene Wind que ha interrogado a Puigdemont con una batería de preguntas para pedirle, entre otras cuestiones, si piensa que el líder ruso Vladimir Putin está contento con el proceso catalán. Puigdemont le ha reprochado que este hipotético vínculo entre Putin y el proceso catalán no es materia de un debate académico sino propio de determinados medios. "Por favor, más seriedad", ha reclamado. Igualmente ha advertido que es "ofensivo" las teorías que quieren señalar en la situación catalana un riesgo de balcanización.