Persistim i guanyarem es el mensaje que recibe a los visitantes que entran en la oficina parlamentaria que los eurodiputados de Junts, Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí han inaugurado esta noche en el Born de Barcelona, y este ha sido el hilo conductor de las intervenciones que han protagonizado desde Bruselas. Les escuchaban desde la oficina barcelonesa la cúpula de Junts, los representantes de esta formación en el Govern, y miembros del Consell per la República, de la ANC y de Òmnium. En la calle, más de 300 personas seguían el acto, encajados entre las terrazas llenas de turistas y paseantes. Ante la afluencia de público, al final del acto se ha presentado la Guardia Urbana, por las quejas de un vecino.
En las intervenciones, los eurodiputados han recordado las dificultades que tuvieron que superar para conseguir primero presentarse a las elecciones y después tomar posesión de sus actas. "No nos lo pusieron nada fácil, antes de salir al campo habían expulsado a tres jugadores", ha recordado Puigdemont en referencia a la negativa de la Junta Electoral a aceptar las listas. "Pero no nos han callado", ha remachado.
Puigdemont, que ha apelado a los presentes a ser "euroexigentes", ha subrayado que una vez en la Eurocámara no se quedaron instalados en el escaño, sino que han conseguido que "la causa catalana sea más europea que nunca".
El líder de Junts ha subrayado el peso que la defensa de la libertad tiene en Europa, como piedra fundacional, y ha diferenciado la situación con España. "¿Por qué? Porque Europa derrotó el fascismo y derrotó el nazismo y España, no. En Europa las constituciones de los países democráticos no se pactaron con los vencidos con lo que quedara de los residuos del fascimo o del nazismo y sí en España, por eso hay los problemas que tenemos", ha diagnosticado. Esta es, según Puigdemont, la ventana de Europa que ha abierto su oficina parlamentaria en el Born.
En las primeras filas asistían al acto la presidenta del Parlament, Laura Borràs, el secretario general de Junts, Jordi Sànchez, el abogado Gonzalo Boye, a quien se han referido repetidamente los parlamentos, y la consellera Meritxell Borràs, junto con todos los miembros de Junts en el Govern -los consellers Jaume Giró y Josep Maria Argimon, y las conselleres Lourdes Ciuró, Gemma Geis y Violant Cervera.
Ocupaban la treintena de sillas que había dentro de la sede la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, y el vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, así como la cúpula de Junts, con los vicepresidentes Josep Rius y Elsa Artadi y el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet. También estaban Xavier Trias y Bea Talegón, que ocuparon los lugares de los políticos exiliados cuando, en un primer momento, la Junta Electoral no les permitía concurrir a los comicios.
Uno de los aplausos más contundentes se lo ha llevado al responsable de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, para quien la Fiscalía pide tres años de prisión, pero también el exsecretario general del Diplocat, Albert Royo.
Ponsatí: "Escurriduras de autonomía"
Quien ha hecho más referencia a la situación interna ha sido Clara Ponsatí. Ha advertido que hay "alternativa al diálogo mágico, aunque es más difícil y más sacrificada", ha reprochado que ahora mismo el independentismo no tiene una posición de fuerza para negociar. "Es más, antes de sentarse en la mesa nosotros mismos hemos renunciado a toda posición de fuerza y si te vendes antes de que te compren tu precio no vale nada", ha reprochado.
"También en la política catalana hay doble discurso. Y eso extiende el desánimo entre los catalanes que el 1-O probaron libertad. No avanzaremos mientras los líderes políticos se llenen la boca de retórica independentista mientras se apresuran a gestionar las escurriduras de la autonomía. Ninguna propaganda y ninguna comedia sobre los presupuestos puede maquillar que en Catalunya ya no hay autogobierno", ha advertido Ponsatí, que ha reclamado audacia y coraje.
Comín: Oficina como denuncia
También Toni Comín ha recordado las dificultades que ha tenido que superar para conseguir sus escaños. Ha recordado, primero la batalla jurídica ante el Tribunal Supremo para conseguir presentarse a las elecciones europeas -"la única batalla que el independentismo ha ganado ante el Supremo", y después la batalla para poder tomar posesión del acta de diputados ante el TJUE.
La conclusión, según Comín, es que estar en el Parlamento de Estrasburgo ha permitido ampliar el alcance de la tarea de internacionalización y subir, y mucho, el volumen de la denuncia de la deriva autoritaria del Estado. "Esta oficina es una manera de decir dos cosas: es una manera de decir que no estamos -no podemos entra en nuestra oficina-, y por lo tanto esta oficina en ella misma es una denuncia; y es una manera de decir que sí que somos, demuestra que hacemos aquello que no querían que hiciéramos, representar a nuestros electores", ha explicado a más de asegurar que esta "no impedirán que seamos luchando y no impedirán que ganemos", ha concluido.
En la calle más de 300 personas ocupaban unas sillas habilitadas en la plaça de les Olles o seguían de empeus el acto que ha servido para inaugurar lo que el responsable de la oficina, Aleix Sarri, ha descrito como la primera oficina de europarlamentarios. El acto se ha abierto con la interpretación del Venim del Nord, Venim del Sud de Lluís Llach.