A la misma hora en que el presidente del Parlament, Roger Torrent, comparecerá el lunes en su despacho de audiencias para anunciar de manera solemne la convocatoria del pleno de investidura, el que con toda probabilidad será señalado como candidato, Carles Puigdemont, estará en Copenhague. Allí participará en un debate sobre Catalunya convocado por la Universidad y se reunirá con un grupo de diputados en la sede del Parlamento danés. La noticia se hizo pública este viernes mientras se celebraba la reunión del consejo de ministros y, 80 días después de haber driblado las autoridades españolas marchándose a Bruselas, Puigdemont conseguía de nuevo desconcertar al Estado.
El movimiento del president no deja de entrañar un riesgo, como reconoce su entorno, dado que el Estado podría reactiva la euroorden que emitió reclamando su detención en Bruselas. El juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, retiró aquella petición al comprobar las escasas posibilidades que tenía de salir adelante dado que la legislación belga no contempla el delito de rebelión. A pesar de todo, Puigdemont no ha atravesado hasta ahora la frontera belga ante el peligro de que desde Madrid se reactivara la orden en caso de que visite un país más receptivo a los argumentos españoles. De hecho, esta fue la razón por la cual se desestimó la posibilidad de organizar un mitin en Francia, cerca de la frontera, durante la campaña electoral.
El abogado Jaume-Alonso Cuevillas advertía por la noche en declaraciones al canal 3/24 que en caso de que se reeditara la euroorden, Puigdemont se tendría que someter a la justicia danesa y quedaría retenido en Dinamarca mientras en Catalunya se celebra el pleno de investidura, lo cual imposibilitaría definitivamente su presencia en el Parlament. Con todo, el mismo president había dado horas antes por prácticamente descartado su retorno para participar en debate en una entrevista en Catalunya Radio.
En cualquier caso, el ejecutivo español se ha limitado a asegurar que esta es una decisión que tiene que adoptar al juez.
Debate en la Universidad
Puigdemont, que ha sido convocado por el departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Copenhague a pronunciar el lunes al mediodía una conferencia bajo el título ¿Catalunya y Europa en un dilema para la democracia?, podrá saber inmediatamente antes de participar en el acto, la fecha de la investidura, que se tiene que celebrar antes del 31 de enero y que no se descarta que se convoque esta misma semana. De nuevo, la convocatoria de este pleno se convertirá en un pulso con el Estado. La voluntad de la dirección de Junts per Catalunya es que la investidura sea posible en primera vuelta -lo cual lo obliga a conseguir la mayoría absoluta y requiere los votos delegados de los diputados en el exilio-, con el fin de evitar que pueda ser torpedeada con un recurso del Gobierno español que se activará tan pronto se sepa la fórmula escogida y podría frenar la votación en la segunda vuelta.
En este contexto, la presencia del president en la capital danesa ha provocado una fuerte expectación mediática. También política. Al día siguiente del debate en la universidad, el martes, Puigdemont se reunirá en el Parlamento danés con un grupo de diputados, según ha anunciado este viernes uno de los impulsores del encuentro, el diputado Magni Arge, del Tjóðveldi (Partido Republicano), una formación independentista de las Islas Feroe, territorio autónomo danés. El objetivo de la reunión es "informar a los diputados sobre el estado de las cosas en Catalunya", según ha explicado Arge a la agencia danesa Ritzau. El encuentro se celebrará a puerta cerrada en una sala de la Cámara y acudirán, entre otros, miembros de tres comisiones parlamentarias: Exteriores, las Islas Feroe y Groenlandia (el otro territorio autónomo de Dinamarca).
Todo ello, un nuevo quebradero de cabeza para el Gobierno español dado que, de nuevo, el envite de Puigdemont y el desafío de los catalanes ha vuelto a saltar a los titulares de medios de comunicación internacionales. Además, el tema consigue recuperar la atención mediática justo en el momento en que el ejecutivo de Mariano Rajoy, que no ha conseguido evitar la victoria del independentismo en las elecciones del 21-D, estudia ahora como frenar la investidura del político gerundense en caso de que salga adelante ya sea a distancia o por delegación.
Será la Mesa quien tendrá que decidir sobre la delegación del voto de los diputados exiliados y tendrá que dar el visto bueno a la fórmula que finalmente se adopte para la investidura. Por ello, el ministro portavoz del ejecutivo, Iñigo Mendez de Vigo, no dudo en aprovechar este viernes la rueda de prensa del consejo de ministros para advertir al presidente del Parlament que no repita los errores que llevaron a su predecesora, Carme Forcadell, a los tribunales.
A partir de aquí, el Gobierno español tendrá que estudiar qué respuestas puede plantear. En círculos madrileños se especula con todo tipo de escenarios, incluso con la posibilidad de que el rey Felipe VI no firme el decreto de nombramiento o sencillamente no hacer la preceptiva -e imprescindible- publicación en el Boletín Oficial del Estado. Mientras tanto, Puigdemont ha conseguido zafarse de nuevo del control español, esta vez vía Dinamarca.